De acuerdo con la Federación de Empresas Navieras Argentinas, a última hora del viernes 11 de enero, “el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) instruyó a sus afiliados a que realicen ‘trabajo a reglamento’ en todas las empresas nucleadas en las Cámaras asociadas en la Federación de Empresas Navieras Argentinas (FENA), afectando al 90% de la Flota Nacional”. La medida -en rigor- constituye un paro parcial que impide el normal funcionamiento de los buques que integran la Marina Mercante del país.
Así lo expresó en el siguiente comunicado:
¿Cuál es la consecuencia?: Más de 50 buques parados que sólo en un fin de semana produjo pérdidas millonarias en dólares (calculándose un promedio de 30.000 USD por buque). Estás perdidas no sólo afectan a las empresas, sino que tiene un efecto multiplicador a nivel país. Además, en el caso de los buques que transportan productos inflamables exponen a peligros a la embarcación, a su tripulación y a las instalaciones aledañas. También se provoca un serio entorpecimiento del funcionamiento del comercio interior y exterior, afectando a la carga a granel, los contenedores y se podría ver afectado el arribo y partida de turistas que se trasladan en los cruceros. En caso de que esta medida persista, podría producirse un total desabastecimiento de combustible y de mercaderías de primera necesidad en todo el territorio argentino. Queda en evidencia que no sólo se está afectando a la marina mercante Argentina, sino también se perjudica a la economía de nuestro país, a los sectores productivos y al público en general.
Estamos ante la presencia de una medida de fuerza injustificada y extrema, el SOMU no tuvo nunca vocación de diálogo: FENA firmó acuerdos de recomposición salarial, con todos los gremios del sector, con excepción del SOMU. Este sindicato no quiso participar de las negociaciones, sin embargo, a todos los marineros se les recompuso el salario.
El 27 de diciembre de 2018, FENA suscribió con seis gremios del sector un acuerdo de recomposición salarial de un 30 % para el periodo abril-diciembre 2018 que duraría hasta marzo de 2019. El personal representado por el SOMU percibió esta recomposición salarial, pero aun así adoptó medidas de fuerza.
Asimismo, el 9 de Enero de 2019 se acordó con el Centro de Capitanes de Ultramar y Oficiales de la Marinera Mercante (CCUOMM); en forma independiente del anterior, una recomposición salarial para el período abril 2018 a marzo 2019 que asciende a un 45%. Y como parte de este último acuerdo, y ante el reconocimiento de la grave crisis que atraviesa la actividad, FENA y el CCUOMM, acordaron modificaciones en el Convenio Colectivo para reducir costos y contribuir en la competitividad del sector.
FENA ha demostrado, con todos los gremios del sector (excepto el SOMU), vocación negociadora y voluntad de resolver, tanto la crisis que atraviesa la Marina Mercante, como la conservación de las fuentes de trabajo del personal embarcado; circunstancias a las cuales el SOMU, ha hecho caso omiso, cometiendo excesos en sus peticiones, exhibiendo una total inflexibilidad en su postura y pretendiendo imponer su posición mediante el uso de medidas de fuerza como las relatadas que configuran un verdadero abuso en el ejercicio del derecho de huelga.
Es importante destacar que por iniciativa de FENA, y por la grave crisis que atraviesa el sector – que produjo que buques sean amarrados y, en algunos casos, se vayan de la Bandera para trabajar en otros países, y que tripulantes sean despedidos – la parte empresaria y el sector sindical se encuentran negociando, en la Secretaría de Trabajo, el Proceso de Reestructuración Productiva. El cual consiste en que las partes negocien la modificación de algunas de las modalidades previstas en los Convenios Colectivos de Trabajo con el objetivo de reducir los costos laborales, generar competitividad y reactivar el sector.
Aparte de señalar que el SOMU, en el marco del Proceso de Reestructuración Productiva, fue el único sindicato que manifestó desde un principio, que no estaba dispuesto a negociar, es importante dar a conocer algunas de las características que hoy imperan en una actividad que está atravesando una sensible crisis. Se trata de un sector en donde no existe informalidad, que percibe salarios muy superiores al promedio de nuestro país – las remuneraciones mensuales de los marineros en el tráfico marítimo y fluvial rondan los $ 80.000, mientras que la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) en la Argentina se encuentra alrededor de los $ 33.000, y que cuenta con condiciones de trabajo muchos mejores que las de la gran mayoría de los trabajadores argentino (por ejemplo, un tripulante de un buque dedicado al tráfico marítimo y fluvial trabaja 5 meses y percibe 13 salarios). Y pese a ello, y aun cuando les corresponde, por el rol que ocupan y por la calificación que tienen, pretenden cobrar sumas adicionales por tareas desarrolladas en su horario de trabajo.
Fuente: Federación de Empresas Navieras Argentinas.