La pandemia planteó un escenario completamente nuevo, no solo por el contexto social, sino también para las organizaciones y en particular la logística. Además, de ganar gran protagonismo por el crecimiento del ecommerce, tuvo que adaptarse a las nuevas tendencias en las demandas de los consumidores.
Debido a esto, el uso de productos, envases y envoltorios plásticos descartables aumentó notablemente a un ritmo mayor al esperado y, a su vez, superior a la velocidad a la que el mundo puede procesarlos. Por eso varias empresas se plantearon el deber de encontrar maneras de reducir lo desechado y recuperar el valor de los productos. Una de ellas fue el operador logístico Celsur.
“Celsur es una empresa muy comprometida con su entorno. Tenemos un plan de responsabilidad social empresaria con múltiples acciones: además de la reutilización de los neumáticos de nuestras unidades una vez que han terminado su ciclo de vida, desde la empresa promovemos el aprovechamiento de los viajes y la bodega, con el objetivo de hacerlos más eficientes, consumiendo menos combustible y reduciendo emisiones”, explicó Maribel Alvarado, gerente de Calidad, Seguridad y Ambiente de Celsur.
Y añadió: “Reemplazamos un 10% de nuestra flota de tractores 4×2 por tractores 6×2, cuyo eje adicional permite transportar una mayor cantidad de toneladas, reduciendo el consumo de combustible en un 3%”.
Por otro lado, la empresa también plantea realizar acciones para la recuperación de ciertos insumos como bolsas de packaging de pellets de polietileno. Estas inicialmente se entregan a los clientes y se busca poder recuperarlas para su retorno a la planta. De este modo, una vez llegadas nuevamente al centro logístico, pasan por una máquina que compacta y enfarda este tipo de envases, y serían devueltas a la empresa fabricante para que las reinserte en el proceso productivo.
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En este marco, la logística inversa dio respuesta a las devoluciones. Los costos de producción en sí disminuyeron por no estar usando materiales completamente nuevos, a la vez que bajaron también los costos de inventario.
De acuerdo con la compañía, los costos de implementar este tipo de logística, si bien pueden elevar aquellos operativos en un principio, también pueden traer un retorno económico en la cadena productiva, optimizando los recursos que mejoran la rentabilidad. Por ejemplo, la reducción de los costos de embalajes al llevar a cabo la reutilización de residuos, así como la inversión e implementación de nuevas tecnologías y procesos innovadores para revalorizar los recuperados, dan valor agregado a la empresa.
“Más allá de la logística inversa, cuanto más nos acerquemos también al concepto de logística verde (mucho más enfocado en el origen del problema), más ventajas competitivas se obtendrán, ya sea consiguiendo nuevos clientes, obteniendo financiamiento, u otros modos de facilitar el desarrollo de actividades. Sin embargo, es importante estudiar a fondo los costos y cada empresa debe decidir si asumirlos o no, lo ideal es buscar el equilibrio entre la rentabilidad económica, el cuidado del medio ambiente y las partes interesadas”, agregó Alvarado.