En el siguiente comunicado, la Federación de Empresas Navieras Argentinas (FENA) analiza la situacion actual y las consecuencias:
La medida de fuerza que tomó el SOMU desde el 11 de enero es “trabajo a reglamento”. Esto consta de trabajar una jornada sólo de 8 horas diarias. Esto afecta a la operatoria de los buques ya que, por las características del transporte por agua y necesidades propias de los buques, éstos deben operar las 24 hs. Por tanto, la medida implementada por el SOMU no constituye un “trabajo a reglamento” sino que actúa como una excusa para impedir el normal desarrollo de las operaciones, tal como es garantizado en los convenios colectivos, ya que el tripulante debe trabajar, a fin de garantizar el funcionamiento permanente del buque. Son 70 los buques parados (24 buques tanque, 23 remolcadores de maniobra portuaria, 15 remolcadores de empuje, 5 Supply, dos portacontenedor y un buque granelero).
El SOMU comenzó la medida de fuerza sin reclamos previos. Cabe destacar que hay ocho gremios que representan al personal embarcado en los buques de la Marina Mercante Argentina. FENA negoció y suscribió acuerdos con 7 de ellos. El SOMU no participó ni firmó ningún pacto. Pese a ello, los afiliados a este sindicato percibieron la recomposición salarial pactada con seis gremios.
Se trata de un sector en donde no existe informalidad, que percibe salarios muy superiores al promedio de nuestro país – las remuneraciones mensuales de los marineros en el tráfico marítimo y fluvial se encuentran entre los $ 80.000 y los $ 100.000, mientras que la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) en la Argentina se encuentra alrededor de los $ 33.000, y que cuenta con condiciones de trabajo muchos mejores que las de la gran mayoría de los trabajadores argentino. Por ejemplo, un tripulante de un buque dedicado al tráfico marítimo y fluvial trabaja 5 meses y percibe 13 salarios. Y pese a ello, y aun cuando les corresponde, por el rol que ocupan y por la calificación que tienen, pretenden cobrar sumas adicionales por tareas desarrolladas en su horario de trabajo.
Las posibles consecuencias que puede traer esta medida de fuerza, que se agravan con el paso del tiempo, son:
a) Desabastecimiento de combustible: podría producirse un total desabastecimiento de combustible y de mercaderías de primera necesidad en todo el territorio argentino.
b) Afectación en los puertos: Se impide el normal ingreso y egreso de buques de carga, ya que para tal maniobra, en la gran mayoría del litoral marítimo y fluvial, son asistidos por remolcadores; cuya operatoria también se ve sensiblemente afectada por la demora que se produce cuando un buque debe ingresar a puerto fuera del horario de la jornada legal.
c) Turismo extranjero: Podría afectar el arribo a puerto de cruceros de bandera extranjera, especialmente en el Puerto de Buenos Aires, cuya estadía la tienen pautada previamente y una demora les causa importantes variaciones en el itinerario de sus viajes.
d) Peligro: en el caso de los buques que transportan productos inflamables exponen a peligros a la embarcación, a su tripulación y a las instalaciones aledañas.
e) Afectación a la economía nacional: perjudicando el normal desarrollo del comercio exterior, especialmente las commodities de carga a granel. Y en la importación, especialmente en el ingreso de contenedores.
f) Imagen país: Se produce un importante deterioro a la seriedad de la operatoria de los puertos argentinos que, en algunas ocasiones ha provocado que dichos buques no ingresen más a nuestros puertos.
g) Grave afectación económica: El costo de operación promedio de un buque es de 30.000 dólares diarios, los buques afectados hasta el momento son 70, supone un estimado de 2.000.000 de dólares diarios y en lo que va de la medida de fuerza (5 días) 10.500.000 de dólares, esto sin contar las pérdidas ocasionadas a las terminales portuarias y al comercio exterior e interior argentino.
Fuente: Federación de Empresas Navieras Argentinas.