Aunque se prevé una modesta recuperación global para 2017 y 2018, la economía mundial todavía no ha salido del período de crecimiento lento, que se caracteriza por la escasez de inversiones, el comercio decreciente y un debilitado aumento de la productividad, según el informe de las Naciones Unidas World Economic Situation and Prospects (Situación y perspectivas de la economía mundial) de 2017, que se ha presentado esta semana.
En el informe se señala que la economía mundial creció solo un 2,2% en 2016, el ritmo de crecimiento más lento desde la gran recesión de 2009. Se prevé que el producto bruto mundial aumente un 2,7% en 2017 y un 2,9% en 2018, lo que supone una ligera revisión a la baja con respecto a las previsiones formuladas el pasado mes de mayo.
Al presentar el informe en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, Lenni Montiel, subsecretario general de Desarrollo Económico del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, ha puesto de relieve la “necesidad de redoblar los esfuerzos para que la economía mundial regrese a una senda de crecimiento más firme e inclusiva y cree un entorno económico internacional propicio para el desarrollo sostenible”.
Según el informe, la mejora moderada que se ha previsto para 2017 y 2018 indica más una estabilización económica que una reactivación robusta y sostenida de la demanda mundial. Dado que los precios de los productos básicos tienden a aumentar, es probable que las economías exportadoras de productos básicos experimenten una relativa recuperación en el crecimiento.
Los países en desarrollo siguen siendo los principales impulsores del crecimiento mundial y representan aproximadamente el 60% del crecimiento del producto bruto mundial en el período de 2016 a 2018. Asia Oriental y Meridional siguen siendo las regiones más dinámicas del mundo, gracias a la fuerte demanda interna y las políticas macroeconómicas de apoyo.
El informe prevé que el crecimiento de las economías desarrolladas mejorará ligeramente en 2017, pero las dificultades resultantes de la escasa inversión y la incertidumbre en materia de políticas siguen limitando la actividad económica.
Se prevé que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en los países menos adelantados (PMA) se mantendrá muy por debajo de la meta de al menos el 7% fijada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esta es una cuestión clave que se ha de afrontar para lograr los ODS. En particular, en el informe se señala que, conforme a la trayectoria de crecimiento actual y suponiendo que no disminuya la desigualdad de los ingresos, es posible que casi el 35% de la población de los PMA se encuentre en situación de pobreza extrema de aquí a 2030.
Escasez de inversiones y crecimiento de la productividad
En el informe se define la prolongada escasez de inversiones como una de las principales causas de la desaceleración del crecimiento mundial. Muchas economías han experimentado un marcado descenso de la inversión privada y pública en los últimos años, especialmente en las industrias extractiva y del petróleo. En los países exportadores de productos básicos, los Gobiernos han reducido la muy necesaria inversión pública en infraestructura y servicios sociales, como respuesta a la brusca pérdida de ingresos. Al mismo tiempo, el crecimiento de la productividad laboral se ha ralentizado considerablemente en la mayoría de las economías desarrolladas y en muchas de las grandes economías en desarrollo y en transición.
En el informe se subraya la importancia de la inversión en nuevo capital como motor del cambio tecnológico y el aumento de la eficiencia. En particular, se llega a la conclusión de que la inversión en esferas fundamentales, como la investigación y el desarrollo, la educación y la infraestructura, puede servir para promover el progreso social y ambiental, al tiempo que contribuye también a que aumente la productividad.
Sostenibilidad ambiental
En el informe se destacan algunos avances positivos relacionados con la sostenibilidad ambiental. El nivel de las emisiones globales de carbono se ha estancado durante dos años consecutivos. Esto refleja la decreciente intensidad energética de las actividades económicas y la creciente proporción de energía renovable en toda la estructura energética, pero también un crecimiento económico más lento en algunos de los principales emisores.
Se observa que la inversión en energía renovable en los países en desarrollo superó la de los países desarrollados en 2015. Sin embargo, en el informe también se advierte que, si no se adoptan medidas concertadas en materia de políticas en los sectores público y privado, las recientes mejoras en la mitigación de las emisiones podrían dar marcha atrás fácilmente.
Riesgos y dificultades normativas
El informe advierte que el panorama mundial se enfrenta a importantes incertidumbres y riesgos. Se percibe un alto grado de incertidumbre en el entorno normativo internacional y los elevados niveles de endeudamiento denominado en moneda extranjera como riesgos clave de deterioro que podrían frustrar las ya modestas perspectivas de crecimiento mundial.
Habida cuenta de los estrechos vínculos que existen entre la demanda, la inversión, el comercio y la productividad, la prolongación del episodio de débil crecimiento mundial puede acabar perpetuándose ante la ausencia de medidas concertadas en materia de políticas que reactiven la inversión y fomenten una recuperación de la productividad. En el informe se señala que muchos países siguen dependiendo excesivamente de la política monetaria para respaldar el crecimiento.
En el contexto de un difícil entorno económico y financiero, se precisa un enfoque de políticas más equilibrado no solo para restablecer una trayectoria de crecimiento saludable a medio plazo, sino también para lograr un mayor progreso en cuanto a desarrollo sostenible.
La economía mundial necesita medidas de política que vayan más allá de la gestión de la demanda. Estas medidas deben integrarse plenamente en las reformas estructurales dirigidas a los diversos aspectos del desarrollo sostenible, entre ellos la pobreza, la desigualdad y el cambio climático.
En el informe también se pide un mayor grado de cooperación y coordinación de las políticas internacionales, especialmente en los ámbitos del comercio y la inversión. Asimismo, es necesaria una mayor cooperación internacional para acelerar la transferencia de tecnología limpia, aumentar la financiación climática, fortalecer la cooperación internacional en cuestiones de tributación y hacer frente a los problemas que plantean los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes.
Fuente: Naciones Unidas.