El transporte marítimo aporta entre el 80% y 90% del volumen del comercio mundial y, para los países con salida al mar, las rutas marítimas y las infraestructuras dedicadas al transporte por esta vía se relacionan además con su seguridad, desarrollo y prosperidad. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Argentina, con el puerto de Buenos Aires, se ubica dentro del top 10 de los principales puertos de América Latina y el Caribe.

La Argentina recibe alrededor de 1200 buques al año y el Puerto de Buenos Aires tiene una capacidad de 1,5 millones de TEUs (Twenty-Foot Equivalent Unit, en inglés, que equivale a un contenedor de 20 pies) anuales de carga total, conectando a la Argentina con el mundo. Según datos de la Administración General de Puertos (AGP), entre enero y diciembre de 2022, se operaron, a través del Puerto Buenos Aires, más de 7,5 millones de toneladas de carga. De ese total, alrededor de 3 millones corresponden a las exportaciones.

El transporte marítimo de mercancías es claramente un eslabón importante en la cadena de valor del traslado de bienes. Y es por ello que la inversión de los países sudamericanos en modernización y expansión de sus puertos se viene incrementando, ante el aumento del comercio y la demanda de transporte marítimo en la región.

Sin embargo, en línea con ello, crecen aquellos riesgos a los que se enfrenta este tipo de infraestructura, que amenazan a los recursos, los trabajadores y al espacio virtual que componen estas instalaciones.

En ese marco, Prosegur Research publicó el reporte “Seguridad en Infraestructuras Portuarias de América Latina”. Allí la compañía exhibe cinco tipo de riesgos a los que se enfrentan las infraestructuras portuarias.

5 tipos de riesgos

  • Riesgos políticos y económicos

Por su actividad, los puertos están vinculados a cuestiones internacionales. Por un lado, las relaciones diplomáticas entre el país gestor de un puerto y el país del que proceden embarcaciones o mercancías que llegan a dicho puerto son esenciales para el tránsito marítimo. Así, los conflictos bélicos ocurridos a lo largo del mundo también inciden sobre los puertos ubicados en América Latina, a pesar de que ningún país de la región está directamente involucrado en estos.

Ejemplo de ello es la guerra en Ucrania. La suba de los precios de numerosos productos, la acumulación de contenedores en los puertos y el daño causado a mercancías perecederas, conllevan severas pérdidas económicas para las empresas y crisis de desabastecimiento y carestía de determinados productos.

  • Riesgos sociales

El activismo es la principal amenaza social para el funcionamiento del puerto, ya que el desarrollo de movilizaciones sociales en torno a puntos estratégicos es habitual en Latinoamérica. Países como Perú, Ecuador, Colombia y Brasil han visto en la última década sus actividades portuarias paralizadas por el levantamiento de barricadas en torno a estas infraestructuras en coincidencia con reivindicaciones antigubernamentales.

  • Riesgos tecnológicos

La creciente digitalización en la logística se extiende tanto a los medios de transporte como a las localizaciones de transición de la mercancía, en infraestructuras portuarias, lo que requiere de la especialización de la mano de obra, así como la adaptación de las infraestructuras para que estas soporten la sofisticación digital. Por una parte, los puertos pueden configurarse como objetivo directo de cualquier ciberataque dirigido directamente contra los países en los que estos se encuentren o contra entidades multinacionales expuestas a ser ciberatacadas por la repercusión internacional de sus actividades.

Por otro lado, la información crítica que se alberga en los puertos y la cantidad de datos que disponen los dispositivos digitales de las instalaciones los expone a la actividad cibercriminal de grupos organizados o individuos que posteriormente busquen enriquecerse con dicha información. De acuerdo con CEPAL, la incidencia de ciberataques sobre puertos en Latinoamérica es muy alta y en los últimos ocho años ha crecido un 175 %.

  • Riesgos del entorno

Los puertos están especialmente expuestos a las incidencias climáticas. La infraestructura portuaria debe adaptarse a las eventualidades de la localización en la que esté fijada. En el caso de Latinoamérica, la incidencia de este tipo de riesgos climáticos afecta de forma distinta dependiendo del lugar costero en el que se encuentre. Los desastres naturales de mayor afectación en la zona son: tormentas tropicales y huracanes; la temporada de lluvias; el fenómeno del Niño, en Perú y Ecuador; y los sismos y el cinturón de fuego.

  • Riesgos para la seguridad física

La seguridad física de la infraestructura se ve altamente condicionada por las amenazas asociadas al contexto de seguridad del entorno en el que se encuentra. Así, la incidencia de sustracciones de mercancías se configura como una de las principales amenazas para la seguridad física ligada a la infraestructura portuaria.

El robo de carga o los secuestros de mercancía en puertos se configura como una de las principales actividades criminales a las que se expone el transporte logístico de la región. En este sentido se destacan los casos de Brasil y México, en donde en los últimos años se han producido robos a contenedores ubicados en las zonas de almacenamiento de los puertos, actividad estrechamente ligada a la criminalidad organizada.

Conclusiones

Es así como a nivel global, pero sobre todo a nivel regional, las infraestructuras portuarias presentan una serie de desafíos motivados por su configuración como instalaciones estratégicas y acrecentados por la tecnología y la economía. En esa línea, desde la compañía reafirman la importancia de que las naciones, dentro de sus planes de desarrollo, los tomen en cuenta para asegurar que los puertos continúen siendo una infraestructura que impulse el desarrollo del país y sus ciudadanos.

En este contexto, para los especialistas, la seguridad híbrida se destaca como el pilar indispensable para enfrentar estos desafíos, ya que combina la integración de tecnologías avanzadas con la capacidad humana y la colaboración interinstitucional. La unión de la experiencia y la intuición humana con el poder del análisis de datos, la inteligencia artificial, video vigilancia, drones y sensores de detección nos permite mejorar la detección temprana y la respuesta rápida ante cualquier amenaza potencial, así como anticipar los riesgos a los que está expuesta la infraestructura e implementar medidas de protección y mitigación que eviten o minimicen sus impactos.

“Conocer los riesgos asociados a la actividad portuaria permite a los operadores, clientes y navieras estar mejor preparados para enfrentarlos. En Prosegur Security estamos convencidos de que el análisis de datos, las nuevas herramientas digitales de seguridad y la larga trayectoria y experiencia en vigilancia física nos permiten estar siempre a la vanguardia en materia de seguridad, con una oferta integral híbrida, especialmente en en estos tiempos que enfrentamos tanto riesgos físicos como digitales”, explicó Leonardo Gil, director Comercial de Prosegur Security