Jorge Tesler, director de la consultora TGI Argentina y columnista del programa de radio Hablemos de Logística, analiza el impacto de las nuevas tecnologías de la información en el sector, y profundiza sobre desarrollos basados en IoT e inteligencia artificial.
La tecnología se presenta como una herramienta diferencial para realizar cambios sustanciales en la productividad. Permite alcanzar más fácilmente la madurez en la gestión de operaciones, de modalidades y de procesos.
De acuerdo con Gartner Group, en el mundo habrá aproximadamente 20 billones de dispositivos inalámbricos conectados a Internet en 2020. El número revela frente a qué escenario estamos expuestos.
Esto nos impulsa a pensar en el impacto de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) en la logística y nos exige analizar y diseñar nuevas estrategias. Puntualmente, la compañía de tecnología Cisco estima que el 25% del valor generado por IoT estará relacionado con la logística.
Nos ofrecerá mejoras sustanciales en materia de visibilidad, trazabilidad y control de la cadena. Podremos acceder con mayor facilidad y frecuencia a estanterías con sensores de peso o de dimensiones, carretillas o equipos de movimientos con sensores para prevenir accidentes y para mejorar la gestión del mantenimiento, y aplicaciones para el seguimiento de rutas y de repartos de las flotas de transporte, fundamentalmente, para la última milla. La sensorización será cada vez más frecuente. Este es un campo en el que debemos trabajar.
Los nodos de Internet nos permiten conectar dispositivos, lo que tendrá un impacto en los modos de generar y de gestionar los negocios. Vuelve entonces a surgir el concepto de redes logísticas, ahora con un sustento adicional: las redes de conectividad, que son parte de un esquema y de una estrategia que debemos desarrollar.
Tendremos una fuerte necesidad de relacionarnos, de asociarnos y de generar relaciones estratégicas con proveedores y con clientes dispuestos a rediseñar procesos y a revisar la infraestructura de alta tecnología y los sistemas de información. Esa red de múltiples conectividades en tecnología, que atañe a proveedores y a clientes, excede al concepto tradicional de la cadena.
¿Qué opinan las empresas?
Sin embargo, las organizaciones todavía no están preparadas para diseñar sus cadenas logísticas, considerando la disponibilidad de esta tecnología. Las preguntas que les surgen son las siguientes: ¿Cómo se debería integrar esta tecnología en la cadena logística? ¿Qué plataforma debería ser utilizada para desarrollar la aplicación? ¿Qué beneficios alcanzaremos? Creo que las empresas realizan una lectura genérica y casuística respecto de que se están desarrollando aplicaciones, pero no estoy seguro si realmente las están considerando como parte de su esquema de planificación.
Creo que esto ocurre no por desconocimiento o desinterés, sino porque existe un factor de riesgo en las operaciones. Es cierto que hay una restricción para alcanzar conectividad de alta calidad en cualquier sitio, pero estamos apostando a que la situación mejore en el mediano plazo. ¿Cuál es mi mensaje? Hay que ir preparándose. Nos falta conocimiento, referencias y, fundamentalmente, la decisión de incluir estas herramientas en los esquemas de definición estratégica.
La cantidad masiva de información que podremos obtener nos hará cambiar la forma de ver los negocios. Muchas veces, nos abruma y no sabemos qué hacer con ella. Pero debemos entender que puede ser aplicada para mejorar la visibilidad durante el tránsito de un medio de transporte público, seguir y rastrear mercadería s y productos en contenedores o mejorar la productividad en almacenamiento, por ejemplo. Finalmente, estas cuestiones impactarán en los servicios y en el negocio.
Si tuviéramos que armar un ranking de los mejores elementos para optimizar la productividad rápidamente, la tecnología se posicionaría en primer lugar. Algunas pequeñas cosas demuestran que vamos en ese camino. Por ejemplo, participé en reuniones de trabajo, en las que ya se habló sobre sensorizar partes de un proceso. Los drones ya no son solo empleados para efectuar seguimientos, sino para censar barrios. Además, ya se empiezan a conocer los nombres de los fabricantes de sensores en el mundo.
Sistemas inteligentes
Hay otro elemento que podemos agregar a nuestro portfolio de tecnologías aplicadas a la logística: la inteligencia artificial. Estamos frente a un esquema que aprende, entiende y nos orienta a partir de ciertas recomendaciones o en función de la interpretación de nuestros parámetros, modelos de trabajo y patrones de conducta y de decisión.
La inteligencia artificial se perfila como una de las tecnologías exponenciales por su crecimiento, sobre la base de los resultados obtenidos hasta entonces. Hay avances en biotecnología, en neurociencias, y en matemáticas, entre otras áreas. La consultora Gartner ubica la inteligencia artificial como una de las tecnologías más influyentes en los negocios, por segundo año. Debemos estar atentos a cómo esta herramienta comienza a impactar en la logística.
Los expertos señalan que es difícil predecir su evolución en el mundo de los negocios, porque tiene que ver con la reacción de la sociedad ante estos cambios disruptivos. Es muy diferente la respuesta de las personas menores de 15 años, que ya nacen con esta tecnología a su alcance y pueden interpretarla fácilmente, respecto de la de quienes estamos intentando comprenderla y adaptarnos. No es sencillo entender cómo se comportará la sociedad en su conjunto.
¿Tecnología o personas?
Estos desarrollos acercan a las empresas la capacidad de interpretar variables y bases de datos muy grandes en tiempos muy cortos. Nos permite ver el resultado de ciertos patrones que hemos enseñado al sistema. Los expertos denominan “deep learning” a la capacidad de aprendizaje de la tecnología y de los sistemas para reconocimiento de patrones.
Posiblemente, el WMS que hoy tenemos potenciará su capacidad de decisión con esas aplicaciones, podremos sumar al ruteador un volumen muy importante de datos y podremos interpretar comportamientos de las personas que trabajan en esa red. A partir de esto, se podrá generar una cantidad de aplicaciones que potenciarán la productividad.
El contexto nos lleva a reflexionar sobre la función de las personas que hasta entonces realizaban las tareas que ahora la tecnología cumple. Estos sistemas automatizarán el análisis de cierta información y, así, liberará recursos. Pero esto no predice, por ejemplo, que los médicos dejen de ser necesarios, sino que sus roles cambiarán, tendrán otras capacidades y conocimientos. Los transportistas y los choferes tampoco desaparecerán, pero deberán cambiar algunas actividades y, aunque ya no serán responsables de la toma de algunas decisiones, deberán continuar gestionando otras para la resolución de cuestiones diarias. Será necesario formar recursos en otras áreas, para que puedan adaptarse a tomar decisiones complejas.
Esto tiene una doble mirada: la eficiencia obtenida a partir de la automatización, y la responsabilidad de atender a las nuevas necesidades de formación y a las nuevas tareas. Imagino que habrá centros de monitoreo de operaciones mucho más sofisticados que los actuales. Con estas aplicaciones, tendremos mayor cantidad de información y un nivel de conocimiento superior para interpretar comportamientos. Tenemos que estar preparados para este mundo más complejo. Hay quienes verán esta circunstancia como su primera oportunidad laboral, y hay otros que estamos intentando entenderlas y utilizarlas. De esa conjunción, seguramente surja cierta convulsión en los siguientes años. Pero, atentos: será mucho más inmediata de lo que pensamos.
Jorge Tesler abordó estos contenidos en los programas 510 y 513 del programa de radio Hablemos de Logística. https://webpicking.com/category/hablemos-de-logistica/