Las navieras aportarán 5.000 millones de dólares para I+D en los próximos diez años con el fin de reducir las emisiones de CO2. Las grandes organizaciones del sector han presentado una propuesta para crear el primer programa cooperativo en investigación y desarrollo para ayudar a eliminar el impacto ambiental del transporte marítimo internacional. Entre otras cosas, prevé la creación de una nueva organización no gubernamental, supervisada por la OMI.

El Consejo Internacional de Investigación y Desarrollo Marítimo (IMRB) será una entidad no gubernamental  supervisada por los Estados miembros de la Organización Marítima Internacional. Se financiará a través de una contribución obligatoria de dos dólares por tonelada de combustible adquirido por los buques mercantes de todo el mundo, lo que generará unos 5.000 millones en 10 años.  El objetivo inmediato será acelerar el desarrollo de buques con cero emisiones de carbono a principios de la década de 2030.

La cuarta revolución

La International Chamber of Shipping (ICS) impulsa esta iniciativa, junto a organizaciones como Bimco, CLIA, Intercargo, Interferry, Intertanko, IPTA y WSC. El presidente de ICS, Esben Poulsson, asegura que “la coalición de asociaciones sectoriales que apoya esta propuesta está demostrando que tiene voluntad de liderazgo. El sector naviero debe reducir sus emisiones de CO2 para cumplir con el ambicioso reto establecido por la OMI. La innovación es vital si queremos desarrollar las tecnologías que impulsarán la cuarta revolución en la propulsión de buques. Esperamos que los gobiernos apoyen esta iniciativa, que es sencilla, responsable y medible”. La propuesta se discutirá por los gobiernos en Londres en la próxima reunión del Comité de Protección del Medio Marino de la OMI en marzo de 2020.

Los objetivos de la OMI incluyen un recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos un 50% en 2050 y una descarbonización completa poco después. Las emisiones unitarias de carbono se reducirán hasta el 90%, “lo que es incompatible con el uso continuo a largo plazo de combustibles fósiles por la flota mercante”, advierte Poulsson. Así, será necesario el desarrollo y despliegue de combustibles como hidrógeno, amoníaco, pilas de combustible, baterías y combustibles sintéticos, producidos a partir de fuentes de energía renovables. Estas soluciones todavía no existen en una forma o escala que pueda aplicarse a grandes buques mercantes, especialmente a los que efectúan viajes transoceánicos y que hoy dependen de los combustibles fósiles.

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