La Ley de debida diligencia en la cadena de suministro, que entró en vigor en Alemania el 1 de enero de 2023 y lo hará próximamente en el resto de Europa (actualmente es una directiva de la Unión Europea), está suscitando cierta polémica.

Sus partidarios consideran que la normativa es, ante todo, un instrumento necesario para motivar a las empresas a actuar de forma más sostenible y a introducir mejoras en materia de derechos humanos, condiciones laborales, retribución justa, etc. Sus detractores argumentan que la legislación no provocará cambios notables en la sociedad y que, en cambio, generará grandes trabas burocráticas para las empresas.

¿Qué piensan las empresas de la nueva legislación? ¿Están suficientemente preparadas para ella? ¿Qué medidas han tomado o prevén tomar al respecto? Para responder a estas preguntas, Miebach Consulting ─en colaboración con GS1 Alemania─, lanzó un estudio que contó con la participación de cerca de 500 personas.

En general, las expectativas de los participantes en el estudio con respecto a la Ley de debida diligencia en la cadena de suministro pueden calificarse de positivas, aunque actualmente no todos están dispuestos a pagar el precio de la sostenibilidad. Casi la mitad de los participantes afirmó que la legislación tendrá un impacto positivo en el medio ambiente y en la sociedad o puede contribuir a acabar con la competencia desleal. Por otro lado, el 41% de las empresas destaca el aumento de la carga administrativa y los costes más elevados.

En cuanto a los mayores retos relacionados con el cumplimiento de la normativa de debida diligencia, para el 35% de los entrevistados el más importante es la burocracia adicional que implica, seguido por la necesidad de certificaciones y auditorías (24%).

Según Anastasiia Omelchuk, consultora de Miebach Consulting GmbH, “a pesar de los posibles costes y esfuerzos adicionales, la regulación a través de la Ley de debida diligencia en la cadena de suministro es, en nuestra opinión, un instrumento importante para motivar a las empresas a ser más sostenibles. Más del 30% de los participantes del estudio ya ha introducido medidas relacionadas con la sostenibilidad debido a las exigencias de los clientes, mientras que la normativa es el segundo motor más importante para que las empresas pongan en marcha iniciativas de sostenibilidad (25%)”.

Más del 60% de las empresas participantes afirma que son optimistas en cuanto a sus medidas de preparación para la ley de debida diligencia en la cadena de suministro y que no están realizando cambios importantes en sus cadenas de suministro actuales ni con sus proveedores. Asimismo, el 43% de las empresas ya está trabajando en su plan de acción, así como en medidas de preparación para la entrada en vigor de la ley. Por ejemplo, una de estas acciones consiste en trabajar con los proveedores actuales para asegurarse de que cumplen la nueva legislación.

La colaboración entre socios de la cadena de suministro es una medida especialmente importante en relación con la ley de debida diligencia en la cadena de suministro. Sin embargo, a pesar de los numerosos ejemplos de colaboración eficaz en materia de sostenibilidad, a menudo se sigue descuidando esta opción. Por ejemplo, aproximadamente el 40% de los participantes en el estudio indica que busca principalmente la colaboración entre departamentos internos para promover la sostenibilidad.

Los datos sobre colaboración con proveedores de primer nivel (25%) y consultoras (15%) muestran una tendencia positiva, pero la colaboración sigue siendo despertando demasiadas reticencias en el contexto de los requisitos de transparencia de la nueva ley a lo largo de toda la cadena de suministro.

“Además de la colaboración entre empresas, la normalización en el intercambio de datos desempeñará un papel crucial para las empresas en el futuro a fin de permitir la transparencia y las acciones sostenibles. La digitalización de los procesos empresariales es un requisito importante para ello”, afirma Thomas Krebs, de Miebach Consulting GmbH.