Presentación de Hugo Rossi, subsecretario de Coordinación Política del Ministerio de Agroindustria de la Nación, en la apertura del seminario “Caminos Rurales: Caminos, Transporte Rural Cambio Climático”, realizado el 16 y 17 de mayo de 2018 en Buenos Aires, por la Asociación Argentina de Carreteras.
Quienes vivimos en el campo y nos levantamos todos los días para transitar los caminos rurales -y vemos su estado, sobre todo en épocas de abundantes precipitaciones-, vemos uno de los grandes fracasos de los argentinos: la dificultad para trabajar en conjunto entre el sector público y el privado, para diseñar acciones y proyectos a mediano plazo.
El campo y la industria son actores de gran importancia para el país y necesitan esos caminos. Si bien este año estamos transitando una serie de dificultades, esperamos que la producción agropecuaria se recupere y nos acerquemos a los 150 millones de toneladas transportadas al año.
En Argentina, hay alrededor 8.700 campos, 750 industrias lácteas, más de 500 granjas de pollos y más de 1.300 de huevos, y la producción bovina asciende a 12 millones de cabezas por año. La mayor parte de esta producción es transportada diariamente en camiones, por lo que, cuando los caminos no pueden ser transitados, los establecimientos pierden oportunidades de negocio y sus costos logísticos aumentan.
Asimismo, no debemos olvidar las condiciones para vida de las personas que trabajan en estas zonas, como las más de 15.000 escuelas rurales que existen en el país y las salas de primeros auxilios. Podemos afirmar que los caminos rurales son las venas que irrigan la vida de los pueblos del interior del país; nosotros, la sangre y las grandes obras de infraestructura que el gobierno nacional está encarando -tanto en la red vial, como en las hídricas y ferroviarias-, las arterias.
El rol del Ministerio de Agroindustria
Cuando asumimos, en diciembre de 2015, el país vivía una situación de exceso hídrico. En 2016, 16 de las 23 provincias presentaron declaraciones de emergencia agropecuaria; en 2017, 21 de las 23. Y este año, lamentablemente, parece que también deberemos afrontar varios problemas. Definitivamente, el hecho de que debamos declarar emergencia agropecuaria en tantas provincias por excesos hídricos, como lo hicimos en los dos primeros años, marca que la interacción público-privada ha fracasado históricamente en Argentina.
En este sentido, desde el Ministerio de Agroindustria, trabajamos para estar cerca de los productores, que son quienes habitan los campos y a quienes la mejora de los caminos puede cambiar la vida. Junto con intendentes, hemos trabajado en pequeñas obras y en soluciones de detalle, que complementan las grandes obras de infraestructura que ya están en marcha en el país.
Apuntamos a solucionar problemas puntuales y hacer cumplir la Ley de Emergencia Agropecuaria, que dispone no solamente beneficios fiscales y bancarios para los productores afectados, sino también del Fondo Nacional de Emergencia Agropecuaria, que contribuye en pequeñas obras de adaptación, tanto de infraestructura intra predial, como de infraestructura extra predial-.
Asimismo, fomentamos la aplicación de buenas prácticas agropecuarias, por parte de los productores, para acompañar así al sistema. A raíz de los excesos hídricos y de sequias, hemos observado cómo las buenas prácticas ofrecen beneficios en las cuencas.
A través de la Unidad para el Cambio Rural, un organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, encaramos obras de riego y hacemos hincapié en el mejoramiento de los caminos rurales -y no solamente en el mantenimiento-, siempre con una mirada hidráulica, que define la sustentabilidad del camino en el tiempo: el solo hecho de mejorar los caminos resulta insuficiente; debemos comprometernos a realizar los estudios adecuados.
Trabajo conjunto
En el transcurso de este tiempo, de la mano de las provincias y de los intendentes, aprendimos que, para solucionar estos problemas, debemos trabajar los sectores público y privado conjuntamente.
En esta línea, cuando finalizamos nuestra primera gestión, incorporamos lo que denominamos “acta de compromiso ciudadano”. De esta forma, cuando un intendente o un gobernador presentan un proyecto que involucra una red caminera, vamos al lugar en donde se realizará, y convocamos a la ciudadanía. El campo tiene una institucionalidad repartida en todo el interior del país que es muy importante y que nos permite convocar fácilmente a entidades y a cámaras –que en ocasiones exceden al ámbito meramente rural-, a quienes les informamos sobre el proyecto y les consultamos su opinión y pedimos que firmen el acta de compromiso ciudadano. Esta es una manera de involucrar a la ciudadanía.
En el acta, reunimos los datos de contacto de las personas firmantes e intentamos hacer un seguimiento aleatorio, con llamados o correos electrónicos. De esta forma, vemos que los ciudadanos se involucran, se entusiasman y nos contactan para notificarnos sobre los avances de las obras.
Por otra parte, junto con el Ministerio del Interior, comenzamos a trabajar en la provisión de maquinaria, dado que uno de los problemas que vivimos y que alcanza a los caminos rurales es el desgaste del parque de maquinarias viales en las divisiones locales, consecuencia de malas administraciones y de la falta de políticas de mediano y largo plazo.
Finalmente, a través de nuestros delegados en el interior, incorporamos un control de las obras que se sostiene en dos pilares. Por un lado, nuestros delegados recorren las obras y nos presentan reportes sobre la evolución. Por el otro, mediante la Unidad de Cambio Rural, que tiene una red de convenios con las auditorias provinciales, recibimos informes, que en ocasiones incluyen fotografías y presentaciones de ingenieros y de técnicos.
Hemos desarrollado también un mapa de prioridades. Al inicio de nuestra gestión, teniendo en cuenta los establecimientos y las industrias lácteas, identificamos los caminos de tierra que conectaban las industrias con los establecimientos y, así, priorizamos una red de 1.250 km. En la mayor parte de estos caminos, ya hemos trabajado con obras quirúrgicas y obtuvimos grandes resultados.
Mensaje central
Podemos afirmar con certeza que, si los actores privados no se involucran y si el sector público no los acompaña, la solución a los caminos nunca llegará.
En esta línea, estamos colaborando en la creación de entes viales publico-privados en los distintos niveles, tanto municipales como provinciales, cada uno de los cuales adquiere la forma jurídica más apropiada -comisión, consorcio, cooperativa, etc.-.
Tenemos que analizar e identificar las causas por las que algunos entes no funcionan, como necesidades técnicas, falta de financiamiento o dificultades para gestionar las inversiones y los aportes que realizamos los productores, tanto en dinero como en maquinarias.
Empezamos a trabajar en conjunto y los resultados fueron superadores. No quedan dudas que las mejoras se construyen en conjunto, entre públicos y privados, paso a paso. Tenemos una enorme oportunidad. Hay obras troncales que están avanzando, hay un Estado nacional que tiene ganas de ayudar y lo está haciendo, y hay Estados provinciales muy consientes de la situación. Nos ponemos a disposición para colaborar en el desarrollo y ayudarlos a mejorar para gestionar estas entidades que trabajan en cada uno de nuestros pueblos.
Vea también
“Caminos rurales en la Argentina: un desafío local y nacional”. Presentación de Germán Bussi, secretario de Planificación del Transporte del Ministerio de Transporte de la Nación. https://webpicking.com/caminos-rurales-la-argentina-desafio-local-nacional/