Fernando Balzarini, director de Miebach Consulting de Argentina, analiza los cambios producidos en el mundo en aspectos operativos y administrativos de la logística, como consecuencia de la pandemia de COVID-19, a 18 meses de su inicio. Entre ellos se listan los reacomodamientos físicos, los cambios en las relaciones dentro y fuera de las empresas, y el impacto sobre las fuentes de inversión para proyectos en América Latina.
¿Cómo se viven los cambios en las rutinas laborales al interior de Miebach?
Desde hace varios años, en Miebach Consulting trabajamos bajo la modalidad mixta entre la presencialidad y el home office. Ahora, luego de un año y medio de pandemia en que nos manejamos a distancia, estamos trabajando en el diseño de un plan que cumpla con protocolos y burbujas, para volver parcialmente a la oficina.
En este período, entendimos que el teletrabajo puede ser muy productivo para determinados asuntos, pero la sobredosis no es buena. La posibilidad de verse físicamente y poder interpretar el body language aporta mucho a las relaciones y al trabajo.
En el mundo, incluso, este es un tema que se está discutiendo. Hay empresas como Google, Tesla o Amazon que no terminan de definir una modalidad fija. Y esto se debe a la imposibilidad de tener una única receta, sino que la misma depende del tipo de trabajo y de la infraestructura con que la firma cuenta. Además, no todos los países, disponen de la infraestructura adecuada para sostener una conversación por videollamada sin cortes
En ese sentido, nosotros estamos tratando de buscar un mix. En nuestra sede principal en Alemania, conformamos un grupo internacional para estudiar el tema y descubrimos que no vamos a encontrar soluciones iguales en todas las oficinas de Miebach en el mundo.
Por ejemplo, actualmente, estamos trabajando en la mudanza de oficinas en Alemania. Contrariamente a lo que se podría imaginar -que gracias a la virtualidad, pasaríamos a oficinas más pequeñas-, luego de analizar el tema en profundidad, descubrimos que necesitamos la misma cantidad de m2.
Esto no viene atado a la presencialidad, sino a la necesidad de contar con un layout que garantice el diseño de burbujas. Lo que antes eran inmensos espacios hoy se están convirtiendo en un sinnúmero de oficinas medianas o pequeñas, aptas para 3 – 4 personas y equipadas con tecnología.
En paralelo, en otros países del mundo, es posible que nos achiquemos en cantidad de m2 y debamos enfrentar otras problemáticas. Entendemos que se trata de un proceso conocido como ¨learning by doing¨, y que no será igual en todos los países.
¿Qué situación percibe en el plano de sus clientes?
Esta situación también la veo en el otro lado del mostrador. Hay clientes que adoptaron la virtualidad y otros que optaron por un mix, en función de las tareas de cada área. Por ejemplo, en la industria automotriz en Alemania o en Estados Unidos, vemos que los operarios de la línea de montaje trabajan de forma presencial, mientras que el personal de soporte técnico lo hace de forma remota.
En Argentina, algunas empresas también están estudiando el escenario. Las empresas industriales, fundamentalmente, no dejaron nunca de trabajar de forma presencial. Y, por otro lado, vemos que quienes implementaron esquemas de home office, se encontraron con dificultades a nivel organizativo. Es que, en tanto las rutinas personales del hogar se superpusieron con las obligaciones laborales, comenzaron a estallar conflictos de intereses, los cuales las empresas tienen ahora la obligación de detectar y solucionar.
¿Cómo ven el negocio de la logística en el mundo?
En primera instancia, es necesario trazar una división entre los países que ya rebotaron fuertemente luego de la caída económica, aquellos que permanecen atrasados y otros que están “flotando”.
En América Latina, los países en los que estamos encarando mayor número de trabajos son Chile y Brasil. En tanto, en Perú, las empresas se están repensando.
Actualmente, por ejemplo, estamos colaborando con un cliente muy importante en Perú. El proyecto, que demandará una inversión superior a 100 millones de euros, está focalizado en las nuevas formas de acercarse al cliente, pasando de la intermediación con distribuidoras al contacto con el consumidor final.
Pero ¿qué ocurrió? Fue elegido un Gobierno que indicó que procederá con expropiaciones. Ante este escenario, creo que la continuidad del proyecto dependerá de cómo avance todo.
En los últimos años, América Latina se ha empobrecido y la pandemia nos ha golpeado fuertemente. Hoy, el mundo está con una fiebre de buscar la eficiencia que antes no tenía, para cumplir con el nivel de servicio requerido por el cliente.
¿Qué perspectiva real hay para los sistemas de seguimiento y para el block chain en la logística?
Es una tecnología que vino para quedarse. La tecnología ha colaborado en abaratar los procesos, a los cuales hoy diferentes empresas tienen acceso.
Hoy la utilización de blockchain no es masiva. Sin embargo, en tanto la idea es apuntar a la colaboración y a la transparencia, la misma está empezando cobrar relevancia en países con recursos y con un público acostumbrado a estar en el tope de la ola. Esta es la manera que algunos líderes tienen de diferenciarse y, de a poco y a por derrame, va llegando a todos. Yo personalmente creo en el concepto de la empresa colaborativa
¿Hasta dónde va a llegar el concepto de la empresa colaborativa?
Debería suceder, al igual que otras cosas del pasado fueron sucediendo, porque creo que agrega valor. Hoy tenemos una ventaja: más allá de la riqueza del país en el que residamos, hoy estamos conectados mundialmente de una manera increíble.
La hiper comunicación nos lleva a que si el público ve y quiere algo, la empresa busque la forma de ofrecérselo. Hoy el problema no son las ideas, sino la intención de hacer las cosas y la infraestructura que lo sustente.
La entrevista puede visualizarse aquí.