Diego Bertezzolo, cofundador y CEO en Avancargo, recuerda los orígenes de la compañía y los factores que le permitieron convertirse desde un market place a un operador logístico virtual

¿Dónde estaba hace 25 años?

Yo era estudiante: estaba en el secundario. Recién en 2003,  participé en mi primer proyecto y empecé a dar los primeros pasos en el mundo logístico. Fue un emprendimiento con un amigo, una distribuidora de bebidas alcohólicas. Nos fue muy bien. Implicaba un manejo pequeño de warehouse, con algunos dolores de cabeza que, vistos en retrospectiva, fueron una gran escuela.

¿Vivió en carne propia las dificultades de la distribución?

Absolutamente. Muchas veces nos reímos con mi socio porque uno de los grandes problemas era la entrega urbana y parece de otro siglo. Hoy te conectás con una app como Rappi o PedidosYa, pero en ese momento tenías que ir a la heladería, hablar con los motoqueros y ver cómo contratarlos. La contratación por hora, los riesgos, todo se coordinaba por teléfono, lo cual lo hacía muy difícil.

También había informalidad y no sabías a quién le estabas entregando la carga. Los costos no permitían poner a la gente en blanco porque a veces trabajaban sólo algunas horas por semana. Al mismo tiempo, había que cumplir con requisitos del sindicato de motoqueros, que en ese entonces tenía mucho peso. Me acuerdo que decíamos: “Me piden 10, voy a buscar 20 porque sé que vienen 15 y terminan trabajando 12”. Todo era muy manual.

La distribuidora funcionó durante cinco o seis años. Creció bastante, llegamos a franquiciarla en un momento donde eso era muy común, post crisis de 2001. Se convirtió en una cadena con presencia en Buenos Aires y Córdoba. Finalmente la vendimos. Después tuve otros emprendimientos que no prosperaron.

Años después, por distintos motivos, llegué a Volvo, donde trabajé varios años. Hice un posgrado en negocios y me empecé a vincular más con el análisis de datos y la optimización. No estudié Sistemas, pero me asocié con personas que sí venían de ese ámbito. Desde ese enfoque más analítico, más orientado al dato y la necesidad, empezamos a pensar Avancargo como un producto tecnológico.

¿Cómo surgió la idea de Avancargo?

Estudié Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA Sin embargo, trabajé gran parte de mi vida en áreas comerciales y en emprendimientos propios. La carrera fue más un complemento. 

En Volvo pasé por el área de camiones y luego por maquinaria de construcción y minería. Algo que me llamaba mucho la atención era la baja optimización del uso de equipos. Por ejemplo, se compraban excavadoras de 30 toneladas -equipos de 300 mil dólares- para un proyecto puntual, que luego quedaban paradas un año hasta el siguiente trabajo.

Muchas veces, para acceder a proyectos medianos, las empresas se asociaban en UTEs (Unión Temporal de Empresas) porque no tenían todos los equipos necesarios, y tampoco existía un mercado de alquiler desarrollado. Me surgió la inquietud de pensar en un mercado más transparente, donde los equipos estuvieran disponibles para otros. Si tengo una excavadora y no la uso, ¿por qué no alquilarla a otra empresa cercana de forma segura y sencilla?

La primera barrera era la falta de información y de mecanismos confiables. Esa fue la semilla. Luego hice un MBA, y en una materia de entrepreneurship propuse esta idea. Al discutirla, notamos que el mercado de maquinaria era pequeño y decidimos extrapolarla a la logística.

Y ahí aparece el concepto del retorno vacío de los camiones…

Exacto. Hay una problemática muy conocida en logística: una gran parte del tiempo, los camiones están vacíos o detenidos. La pregunta fue: ¿cómo puede la tecnología ayudar a mejorar esto? ¿Cómo construir un mercado más transparente, que optimice las cargas, reduzca los costos y genere sinergias?

Esa fue la base. Obviamente, del concepto al plan de negocio hubo muchos ajustes. Algunas ideas funcionaron, otras no. Después hubo que convertir todo eso en un producto y lograr aceptación en el mercado. Hoy estamos en un 10% del camino. 

Ese fue el origen del marketplace de Avancargo. Fue exitoso en lo conceptual, aunque no tanto comercialmente al principio. A partir de ahí, desarrollamos nuevas versiones del producto y del servicio, con la misma premisa: reducir costos, mejorar tarifas y optimizar.las experiencias Ese es nuestro norte.

¿Cuándo empieza formalmente esa idea?

Entre 2015 y 2016, en el contexto del MBA. Para entonces ya habían aparecido muchos marketplaces que intentaban resolver este problema. Algunos incluso desde el año 2000.

¿Cuál es el secreto por el que Avancargo no solo se mantiene, sino que crece?

En primer lugar, el timing. En la primera ola .com, el mercado no estaba preparado. No había conectividad, ni smartphones, ni cultura digital. Muchos transportistas ni siquiera tenían computadora.

También aprendimos rápidamente que, en nuestra región, los modelos puramente digitales no funcionan si no se construye confianza. Uno no puede decirle a una gran empresa: “Te conecto con este transportista desconocido que justo vuelve vacío”, sin garantías.

Muchos proyectos fracasaron por ser demasiado digitales y poco operativos. Avancargo también empezó así, pero lo corregimos a tiempo.

Además, nunca confundimos tecnología con solución. La tecnología es parte de la solución, pero no alcanza por sí sola. Llevar el mundo del camión a un ecosistema digital puede tomar 10, 20 o 30 años. Hay cuestiones culturales, operativas y de confianza que no se resuelven con una app.

¿Incorporaron información desde ambas puntas: el dador de carga y el transportista?

Sí. Al principio imaginamos un algoritmo que le dijera a un dador de carga: “Tenés esta oferta cercana y competitiva”, y al transportista: “Acá hay una carga ideal para tu retorno”.

Pero luego nos dimos cuenta de que había que meterse más a fondo: garantizar pagos, asegurar la carga, construir un TMS para que los transportistas operen (muchos aún usan Excel).

Creamos APIs para fiscalizar unidades, y tableros de business intelligence para los dadores de carga. Hoy Avancargo es una suite de soluciones: torre de control, seguridad, gestión. Todo eso no estaba en el plan inicial, pero fue necesario para construir el ecosistema que imaginamos.

¿Cuántos camiones y transportistas hay en la plataforma?

Actualmente hay más de 120.000 camiones fiscalizados, con datos en tiempo real. Son aproximadamente 23.000 transportistas registrados en Argentina, Chile y Uruguay, con una fuerte presencia en Argentina (más del 90%).

¿Se imaginaba esto cuando terminó el secundario?

No. Siempre me gustó emprender y el desafío de construir compañías. Pero la realidad actual de Avancargo supera lo que hubiera imaginado. Y más allá de lo que es hoy, lo que más me entusiasma es el futuro. Hay mucho más por hacer.

Vea la entrevista completa en video a Diego Bertezzolo, cofundador y CEO en Avancargo, en este enlace.