Federico Bengolea, CEO en Woocar, propone reflexionar sobre qué pasaría si la seguridad vial se entrenara como en el gimnasio: en el gimnasio no alcanza con una charla: se mide, se practica y se convierte en hábito de todos los días.

¿Si la seguridad vial se entrenara como en el gimnasio? ¿Qué significa eso?

La pregunta “Entrenar la seguridad vial como en el gimnasio” es, en realidad, un llamado a la reflexión. Lo que vemos es que, generalmente, después de las capacitaciones en seguridad vial, uno queda muy concientizado. Quizás lo comenta en la charla del día, al llegar a casa, o con los compañeros en la máquina de café o en el almuerzo. Pero, si después eso no se sostiene de alguna manera, va bajando el efecto. Y tampoco podemos tener capacitaciones todas las semanas.

Por eso creemos que el mejor complemento a toda capacitación es terminar con un desafío Woocar. Básicamente, consiste en que todas las personas que participan -ya trabajen con auto, camión, moto o tengan viajes in itinere (el único riesgo laboral que no se logra bajar)- se llevan la app instalada y participan de un desafío de 30 días. El que gana no es quien llega más rápido, sino quien conduce de manera más segura.

¿Qué registra la aplicación?

Registra aceleraciones, frenadas, giros bruscos, excesos de velocidad en relación con la cartografía (tenemos mapeada toda la Argentina y más de 50 países donde operamos) y, muy importante, mide si hay uso del teléfono con el vehículo en movimiento. Esto es clave para reducir la siniestralidad en autos, camiones y también en flotas de motos.

Suele decirse que el argentino maneja bien, pero se conduce mal. ¿Coincidís?

Sí, está bien la expresión. Somos hábiles para manejar, pero después nos conducimos mal: usamos el teléfono, tomamos mate, lo que sea. En cuanto a habilidad —lo que en inglés se llama drive ability— Argentina tiene un nivel alto, no bajo. En muchos países de la región es mucho más bajo: hay más “pisotón” al acelerador y al freno. Acá se logra una conducción bastante fluida. Pero hay muchísimo exceso de uso de celular. Y también exceso de velocidad en calles urbanas.

Esto es importante porque hoy los siniestros no vienen solo de ir a 200 km/h en una ruta, sino de circular a 60 en una calle con máxima 40. ¿Y quiénes pagan el saldo? Los que están alrededor: motociclistas, ciclistas, peatones.

Si todo el mundo usa el celular, debería haber todavía más accidentes… ¿significa que somos “cancheros” al manejar?

No estoy de acuerdo. En general el tránsito es fluido y, de hecho, quienes vienen de afuera nos dicen que, una vez que logran acomodarse al flujo, se manejan bien. El problema es respetar las reglas. No estoy seguro de que estén bajando los siniestros viales: lo que ocurre es que los que van dentro de los autos no mueren como antes, porque los vehículos son cada vez más seguros. Quienes mueren son los que están alrededor.

¿El fuerte incremento de autos en la calle no lleva inevitablemente a un mayor número de accidentes?

No necesariamente, porque si todos estuviéramos atentos, el tráfico debería moverse como un tren. El problema es que en Argentina hay un exceso de confianza. Ese sentirse “canchero” al manejar, creyendo que uno puede mandar un audio o revisar redes sociales mientras conduce.

Te cuento una anécdota: estaba cruzando por la senda peatonal y un auto, con la conductora distraída mirando el celular, avanzó porque había soltado el freno. La trompa me quedó a nada de la rodilla y tuve que saltar. Era un auto nuevo: un simple descuido que pudo costarme la pierna. Un choque a dos km/h, pero con la inercia de un vehículo, puede ser gravísimo.

¿El uso del celular al manejar es un problema cultural solo argentino?

No.  Nosotros trabajamos en toda América, Caribe y gran parte de África, y el denominador común es el mismo: el celular al volante. La diferencia es que en algunas empresas se va logrando transformar esa práctica. Al principio hay resistencia, porque creen que si no están siempre conectados van a perder ventas o clientes. Pero después descubren que las conversaciones son más honestas y de mejor calidad cuando se estacionan para atender. El interlocutor también lo percibe: no es lo mismo hablar con alguien que está arriesgando su vida en el tránsito. Muchas veces genera estrés y hasta desconfianza saber que está arriesgando su vida por concretar una venta.

La app, ¿no genera resistencia por sentirse como un “Gran Hermano”?

Es un temor típico cuando se adoptan herramientas de telemetría. Para eso desarrollamos un sistema con 100% de transparencia: no compartimos datos geolocalizados ni con la empresa ni con nosotros. Todo viaja encriptado y solo lo analiza el algoritmo para comparar velocidades con las máximas permitidas. Ningún humano accede a esa información. Es decir, funciona como un entrenador o coach de conducción. Esa es una gran diferencia con las herramientas tradicionales.

Vea la entrevista completa a Federico Bengolea, CEO en Woocar, en este enlace. https://webpicking.com/hablemos-de-logistica-893-federico-bengolea-ceo-en-woocar-entrenar-la-seguridad-vial-como-gimnasia/