Las funciones logísticas han alcanzado en la Argentina niveles de eficiencia en general muy razonables, teniendo en cuenta las condiciones propias de trabajo y el contexto cambiante con el que conviven los diferentes actores de las cadenas de abastecimiento. Por supuesto que si el análisis se realizara en cada sector de las cadenas productivas -comerciales, nos encontraríamos con diferencias apreciables dependiendo de la madurez alcanzada en cada uno de dichos sectores.

Hasta ahora, los niveles de eficiencia se han alcanzado por una combinación de los tres factores clave que la impactan, así como en la calidad de servicios:

• El uso de tecnologías
• La gestión de los recursos humanos
• Las prácticas o modalidades operativas

Dependiendo de la naturaleza de las mejoras alcanzadas, generalmente en esa combinación podríamos calificar a uno de esos factores como “el motor principal del cambio”.

Lo que viene pasando en los últimos años es que el conocimiento necesario para generar mejoras en eficiencia y calidad de servicio se ha divulgado y extendido a buena parte de la comunidad logística, que inteligentemente ha puesto en marcha proyectos de cambio exitosos, tanto con la aplicación de nuevas herramientas de software (caso WMS, TMS, picking por voz, etc), como también en nuevas modalidades de ruteo, cargas, manipulación, almacenamiento en entornos donde la participación de las personas involucradas ha sido clave para obtener los objetivos planteados.

Muchos de esos casos de éxito se han conseguido con una dosis de innovación (o tal vez mejor dicho, de adaptación) y mucha habilidad de las organizaciones para poner en marcha cambios que parecen fáciles en otros países, pero en nuestra situación se transforman en complejos.

Entonces a partir de la situación planteada: ¿dónde tenemos aún  oportunidades de innovar realmente en las cadenas logísticas?

La respuesta está en lo relacionado a la logística y la sustentabilidad del medio ambiente. Es en éste campo donde tenemos una deuda importante en acciones que permitan hacer una logística adecuada sin perjudicar en el presente y futuro el medioambiente.

Cada vez más se percibe la presión de las grandes empresas nacionales e internacionales sobre las actividades logísticas, para cumplir con pautas de trabajo que aseguren el cumplimiento de sus objetivos medioambientales.

Efectivamente, la logística es una de las áreas que más participa en las “buenas prácticas de sustentabilidad” y muchas veces, el conseguir ciertos resultados en el cuidado del medioambiente, depende de la forma de operar en logística. Cuestiones como el transporte, los combustibles, la energía, son fundamentales a la hora de evaluar mejoras en sustentabilidad.

Por la incipiente etapa de desarrollo en la que se puede ahora ubicar a la “logística sustentable”, se hace necesario recurrir a la “innovación aplicada” en procesos e infraestructuras, para rápidamente poder iniciar un camino de acciones conducentes al beneficio medioambiental.

En nuestro país, ya se pueden conocer algunas iniciativas, que se encuentran en distintas etapas de desarrollo y puesta en marcha.

• Se ha desarrollado un sistema de administración colaborativa de pallets de madera que permite hacer un mejor ruteo de transportes reduciendo distancias recorridas, mejor rotación en el uso de pallets con menor desperdicio de madera, etc. Este esquema permite también mejorar el costo interno que cada empresa participante tenga actualmente para su gestión de pallets.
• Se está proponiendo un nuevo esquema de distribución en el ámbito urbano con pequeños vehículos de distribución eléctricos que permitirán una reducción muy importante en las misiones de CO2, y un ahorro de hasta  200 mil litros de combustible por año.
• Hay una clara necesidad de generar combustibles alternativos a partir de los residuos industriales, para reducir costos de energía. Hay muchas iniciativas que se llevan a cabo entre las empresas. Pero en todos los casos, el transporte de los residuos desde su originación hasta el destino de transformación, se ha convertido en un costo importante que muchas veces decide la factibilidad de dicha transformación. Aquí se están aplicando nuevos conceptos y prácticas operativas en la logística inversa, que hacen posible la utilización de transportes a costos aceptables para ambas partes interesadas.

En definitiva, vemos que todavía tenemos un importante espacio a recorrer en términos de hacer logística en forma sustentable  a pesar de las restricciones y barreras que a diario se le presentan a las empresas.
Para eliminar restricciones, facilitar acciones y propiciar nuevas iniciativas, los profesionales logísticos deberán acudir a su capacidad de “innovación aplicada” haciendo posible los objetivos estratégicos de las empresas.

Realizado por Jorge Tesler para Webpicking.com en agosto 2013