Marcelo Lancelotti, gerente general en Link Soluciones Logísticas, relata sus comienzos en la actividad, de la que se sintió atraído al desarrollar una operación en Techint en la unidad de negocio de tubos, a la que siguió su segundo trabajo en Sancor Lácteos que para él fue “universidad de la logística”. Relata su trayectoria y su visión del presente y futuro del sector.

¿Cómo se vinculó a la logística?

Yo estudié Ingeniería Industrial en La UBA e ingresé en el Programa de Jóvenes Profesionales de Molinos Río de la Plata. Nos distribuyeron en distintas plantas de la compañía: yo primero entré en Calidad, en la planta de Avellaneda, y después pasé al área de Planeamiento Estratégico y Proyectos de Inversión para la planta de Avellaneda, enfocada en aceites. Había alcanzado el mejor puesto que había para jóvenes profesionales -junto al gerente general-, pero veía a quienes trabajaban en Logística, y me gustaba lo que hacían, por lo que me fui involucrando de a poco en la función.

Al poco tiempo me salió una oportunidad en el Grupo Techint, también en el Programa de Jóvenes Profesionales, y me ofrecieron dos puestos.Planeamiento Estratégico, lo que implicaba trabajar con los directores, incluido Paolo Rocca; y un puesto de Logística, en una planta en Valentin Alsina, partido de Lanús. Elegí la segunda: todos me miraban como si estuviera loco. Y así empezó mi carrera en Logística. Para entonces, yo no sabía tampoco con certeza que me gustaba, porque en la facultad había una sola materia optativa y no la hice. 

¿Qué producían en aquella planta? 

Tuberías de acero con costura para los gasoductos y los acueductos. En esa época, se construyeron muchos gasoductos, sobre todo para venderle gas a Chile. Hicimos tres cruces a Chile al mismo tiempo. Norandino, Gas Pacífico y Atacama. 

También trabajamos en gasoductos a Bolivia y Brasil y otros tantos. Era un momento de mucha actividad. En ese entonces, el Grupo Techint era prácticamente el único en la región que fabricaba ese tipo de tubos de acero con costura. 

Era un trabajo muy interesante, pero al cabo de unos años tomé otra decisión importante. Me estaba volviendo un especialista en logística de tubos, dentro de la empresa industrial más grande de Argentina, con proyección internacional. Pero esa especialización tenía un límite: la logística de tubos es una actividad altamente concentrada y con escasa salida laboral. A nivel mundial, hay solo cuatro empresas capaces de fabricarlos.

Yo quería seguir especializándome en logística, pero en una industria más dinámica. Así, decidí pasar al consumo masivo, que me parecía más ágil, cambiante y con otra lógica. Me surgió una propuesta y me sumé a Sancor Lácteos, que fue mi gran escuela. Era responsable del segundo producto más perecedero que existe -el primero era el diario, que vencía en cuestión de horas si no llegaba a tiempo al puesto-. Si hacía calor, se vendía mucho yogur; sino, se vencía. Fue mi universidad de logística.

En Techint levantabas una baldosa y había un ingeniero. En Sancor había pocos, pero aunque entré a un centro de distribución robotizado, líder en el país y con gran tecnología, era una empresa mucho menos profesionalizada. Había mucho por hacer. Y aprendí muchísimo.

¿Cuál era su visión sobre el futuro de la logística en ese momento?

Entendía que Internet iba a cambiar mucho, pero solo a nivel de transferencia de información. Por ejemplo, lo que suponía  automatizar pedidos desde los supermercados, integración de sistemas, eliminación del papel. Pero lo que ocurre hoy con el e-commerce es completamente distinto. Nunca lo hubiese imaginado.

¿Qué cosas fueron cambiando en estos 25 años?

La explosión del e-commerce hizo que los logísticos llegáramos a la casa del consumidor. Antes, el consumidor iba a buscar el producto; ahora somos nosotros quienes vamos a su domicilio. Antes solo conocíamos a nuestros clientes, no al consumidor final. Hoy interactuamos con él y debemos responder a otra velocidad. Eso es lo que más me impacta: cómo migró todo tan rápido.

Todo lo relacionado con tecnología -como los sistemas WMS, Workforce Management, etc.- evolucionó, y eso sí lo veía venir. Pero aún falta un vuelco mayor: aplicar inteligencia artificial para que estos sistemas, por ejemplo, sugieran automáticamente re-slotting o reubicaciones dentro del depósito, optimizando recorridos y operaciones.

Hoy, los WMS tienen más información. Ya no hacen un re-slotting cada seis meses por temporada; ahora saben lo que va a pasar para el Día de la Madre o durante el Cyber Week. La inteligencia artificial es como el turbo del motor: potencia todo. Aún estamos en pañales con su implementación, se habla más de lo que realmente se hace, pero viene muy rápido. Más rápido que internet o el e-commerce.

Los cambios hoy se aceleran, aunque al principio tardan uno o dos años en asentarse. Antes tardaban diez. Pero una vez que se consolidan, el impacto es muchísimo mayor de lo que uno se imaginaba.

¿Qué otras cosas considera que cambiarán?

Habrá muchos menos eslabones entre el productor y el consumidor, y ahí la logística será clave. Ya lo demostró en la pandemia: sin logística, todo hubiese colapsado.

El consumidor antes hacía su propia logística: iba al supermercado o al almacén. Hoy, eso cambió. Ya no se necesitan tantos intermediarios. El fabricante puede llegar directamente al consumidor, si cuenta con una buena logística.

Hoy estamos viendo una concentración muy fuerte en los jugadores que se adelantaron, como Mercado Libre o Amazon. Pero mi visión es que a medida que aumente la penetración del e-commerce y que todos compremos por internet, habrá tanto volumen que permitirá la aparición de nuevos jugadores. No será solo Amazon o Mercado Libre. Probablemente haya uno o dos grandes por país, porque el volumen hará que los costos bajen y que otros puedan competir invirtiendo en tecnología.

Entraremos en un círculo virtuoso: más volumen, menos costos, más competencia.

¿Hoy ve señales de ese cambio?

Sí, lentamente se empieza a ver. Cualquier emprendedor con una cuenta en Instagram -que, en esencia, tiene el mismo formato que la de grandes multinacionales- puede vender. Y con el soporte de operadores logísticos de última milla, como Mercado Libre u otros, esas pequeñas pymes pueden entrar en el juego.

Antes una pyme debía pasar por el canal tradicional, que ponía las condiciones. Si estaba en el interior, solo podía vender en su región. Hoy, una pyme puede vender directamente al consumidor, en cualquier parte del país e incluso del mundo. Todavía hay trabas burocráticas para exportar o importar, pero en el futuro, con más globalización, cualquier empresa podrá vender a cualquier consumidor, en cualquier parte del mundo.

Vea la entrevista completa en video a Marcelo Lancelotti, gerente general en Link Soluciones Logísticas, en este enlace