Las economías del MERCOSUR cayeron en promedio un 5% en 2020. A su vez, la recuperación esperada para 2021 no sería suficiente en todos los casos para revertir el retroceso provocado por la crisis del COVID-19. Así lo señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su nueva edición del Boletín de Comercio Exterior del MERCOSUR. “Treinta años del MERCOSUR: en busca de una estrategia exportadora exitosa”.

Según el organismo regional, el deterioro de las exportaciones del bloque, que cayeron el año pasado en 7,5%, se vio morigerado por la veloz recuperación de la economía china y el repunte de los precios internacionales de los recursos naturales en los últimos meses de 2020. Más allá del impacto de la pandemia sobre la demanda externa y los precios internacionales, en los casos de la Argentina y Uruguay, la oferta exportable se vio afectada además por la fuerte sequía, que redujo la cosecha agrícola.

Las importaciones se contrajeron 14% en el mismo lapso, como resultado del freno de la actividad desde marzo de 2020 y hasta la llegada de la primavera. Argentina y Brasil fueron los países que más redujeron sus compras externas, destacándose en ambos casos las menores compras entre sí. Mientras que en Paraguay y Uruguay, la caída fue mucho más moderada y explicada sobre todo por la evolución de los precios.

Según el informe de la CEPAL, el bloque subregional atraviesa un estancamiento de sus exportaciones de más larga data, asociado con dos tendencias relacionadas entre sí:

  • La disminución del comercio entre sus miembros -que habiendo llegado a niveles mayores al 20% del comercio total tras la conformación del Mercado Común, se encuentra actualmente en torno al 11%-.
  • Y la profundización del perfil primario de sus exportaciones: los bienes primarios o de base primaria explican más del 72% de la canasta exportadora del MERCOSUR.

Balance estructural

Además, el Boletín de Comercio Exterior del MERCOSUR ofrece un balance estructural de la dinámica exportadora del bloque. De acuerdo con el documento, en la última década, la pérdida de importancia de las exportaciones de manufacturas dirigidas a socios regionales redujo la sensibilidad de las exportaciones al ritmo de crecimiento mundial (lo que técnicamente se conoce como la elasticidad ingreso mundial de las exportaciones).

Ello se desprende de un ejercicio econométrico que se presenta en la segunda sección del documento, que revela la mayor sensibilidad relativa de las exportaciones de los países del bloque al crecimiento de sus propios miembros, la reducida capacidad de reacción de las exportaciones del bloque al crecimiento mundial (vis à vis la de otras regiones del mundo) y su tendencia general a la baja.

El deterioro de las exportaciones intrabloque (y también intrarregionales) no ha sido compensado con una mayor integración a cadenas internacionales de valor, en las que el bloque tiene un rol limitado, asociado fundamentalmente a la provisión de recursos naturales.

El Boletín pone de relieve la baja y atomizada participación de los países de la región en la estructura productiva mundial, organizada en torno de las tres grandes fábricas (América del Norte, Asia y Europa). Y también los reducidos valores alcanzados en los indicadores de integración en cadenas internacionales de valor, como es la proporción de las importaciones intermedias con destino a la exportación, que alcanzan a una tercera o cuarta parte de los niveles observados en las regiones más integradas.

Es en este marco que se abrió la discusión entre los países miembros del MERCOSUR sobre la posibilidad de flexibilizar el bloque, mediante la firma de nuevos acuerdos comerciales y/o la reducción del arancel externo común. Al margen de esas negociaciones, el Boletín subraya que el MERCOSUR requiere evolucionar hacia canastas exportadoras más diversificadas, de mayor complejidad tecnológica y con una demanda externa más dinámica en el mediano y largo plazo.

Algunas de las conclusiones que se desprenden de la evidencia que presenta la CEPAL en este informe señalan que el MERCOSUR requerirá de renovados esfuerzos nacionales para el desarrollo productivo acompañados de una mayor fluidez comercial y armonización normativa internas, que propicien una intensificación de las complementariedades comerciales y productivas existentes o latentes entre sus países miembros y que difícilmente se alcancen con otros países del mundo. Para avanzar en esa dirección, se requerirá de una mayor atención de las necesidades específicas de cada uno de los socios, en particular de los de menor tamaño, y de la dedicación de mayores esfuerzos a reducir las asimetrías existentes.