La Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) se manifestó ante la decisión de la Cancillería argentina (recibida por la Presidencia pro-tempore del Mercosur) de retirarse como partícipe activo de las negociaciones económicas y comerciales que el bloque lleve adelante con terceros países y regiones. Así se expresó el siguiente comunicado:
La decisión manifestada por la Cancillería argentina de no continuar ejerciendo el derecho que le asiste de representar al país en el Mercosur en el marco de negociaciones comerciales y económicas con terceros países (las que tienden a la celebración de tratados internacionales entre el Mercosur y esas naciones) supone una inédita acción de Argentina que –de este modo y por primera vez– decide no ser parte de un ámbito institucional central del bloque al que pertenece.
El Mercosur se encuentra desde hace algunos años afectado por una ralentización de su comercio internacional intrazona y por probadas dificultades en la mejora en los flujos económicos y comerciales de los miembros del bloque con otros países del mundo. En este marco es que el año pasado recobró iniciativa al avanzar en la firma del acuerdo de asociación estratégica con la Unión Europea y el EFTA, acuerdos por los que habían bregado las sucesivas administraciones gubernamentales en nuestro país durante más de 20 años. El mismo espíritu está impulsando ahora a sus miembros a avanzar en negociaciones tendientes a la obtención de acuerdos económicos y comerciales internaciones con otros países (se ha sabido que entre ellos están Canadá, Corea del Sur, Singapur e India).
Lo decidido supone afectar (o lleva a reformar) las instituciones vigentes en el Mercosur, dado que ellas prevén que cualquier acuerdo comercial externo que incluya un pacto arancelario para los países del bloque debe decidirse con la aprobación de todos sus miembros, y que ninguno de ellos está legitimado a celebrar acuerdos con terceros sin el consenso de los demás. Así, la decisión de Argentina conocida el pasado viernes consiste en que nuestro país anuncia que no participará de procesos negociatorios (no se especifica por cuánto tiempo) en el marco del Mercosur con terceros países. Pero que facilitará (no está claro cómo; esto requeriría una adaptación regulativa) que los demás miembros puedan celebrar acuerdos vigentes para ellos. Esto supone que si esos acuerdos son obtenidos tendrían vigencia entre los firmantes (Brasil, Paraguay y Uruguay, hipotéticamente) pero no para Argentina.
Esta situación implicaría una sustancial reforma institucional en el bloque (el abandono del arancel externo común para los 4 miembros plenos) y una modificación del estatus de los socios: tres de los fundadores mantienen plenos derechos y uno de ellos (Argentina) renuncia (por un plazo sin precisar) a uno muy relevante: el de negociar y celebrar acuerdos con terceros y por ende afectar el arancel externo en el bloque en relación a ellos.
La decisión supone por primera vez abandonar la política del consenso absoluto con los demás socios del Mercosur. Podría poner en riesgo la profundidad de la estrecha alianza con los demás socios (probablemente no la alianza en sí misma pero sí la profundidad), y llevaría al Mercosur –en el caso de obtenerse acuerdos comerciales con terceros países o regiones– a una situación híbrida en la que los otros socios tendrían un acceso a mercados, integración económica y fluidez comercial que Argentina no tendría. Además, modificaría el flujo comercial interno en la medida en que entre los otros tres socios habría normas que no se aplicarían a Argentina.
Esto llevaría a un grado de vínculo con los socios históricos de menor calidad que la actual dado que los asuntos de interés estratégico ya no serán los mismos ni totalmente comunes. Es decir, pondría en la agenda de los socios diversas materias según cada uno, donde antes había materias comunes.
Una menor intensidad en la relación estrecha de Argentina con Brasil, además, supone una pérdida en la vinculación entre los dos más importantes países de la región que habían decidido vincular suertes con el histórico pacto del Mercado Común de Sur, que ahora ya no será tan común como lo ha sido. Tener una agenda compartida ante terceros forma parte de la esencia de una estrategia común para ambos.
Todo ello, además, haría de Argentina una economía más cerrada aun (según el Banco Mundial, es hoy el séptimo país con menor relación comercio internacional / PBI del planeta, con un ratio de 31% en 2018 –último registro del Banco Mundial a la fecha–).
Es de esperar que, siendo esta medida una decisión que no ha sido planteada como definitiva, sea en poco tiempo (después de superadas las difíciles circunstancias que actualmente pasa nuestro país, así como todo el mundo) morigerada o revisada para facilitar la participación argentina en los más dinámicos flujos económicos regionales. Ello haría de Argentina un eslabón fuerte en la cadena de la alianza estratégica sudamericana y contribuiría, con el comercio internacional, a nuestra economía que –a través de este– se fortalecería como lo han hecho la gran mayoría de los países del mundo que incrementaron su intercambio exterior. El comercio internacional mejora las condiciones para la inversión, la producción y la competitividad, incrementa oportunidades y la cantidad y la calidad del trabajo –como lo muestra la evidencia empírica que acredita que las tasas de empleo son más altas donde más comercio internacional se produce–.
La Cámara Argentina de Comercios y Servicios, conforme lo prescribe su estatuto, sostiene los principios de libertad económica e iniciativa privada, de responsabilidad social y del interés general. En este sentido, ha sido históricamente una Entidad que promueve el comercio libre –aun sometido a ciertas regulaciones que lo hacen justo–, y que se manifiesta y trabaja en defensa de la participación de Argentina de modo activo, a través del Mercosur, en los procesos negociatorios tendientes a mejorar la calidad y la intensidad de su intercambio internacional.
Fuente: Cámara Argentina de Comercios y Servicios.