Autoridades e ingenieros de la Administración General de Puertos (AGP), dependiente del Ministerio de Transporte, viajaron a las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego en el marco de la finalización de la Evaluación Ambiental Estratégica del Corredor Marítimo Austral. Fueron acompañados por equipos técnicos que se encargaron de los estudios de prefactibilidad y la elaboración de las especificaciones técnicas del proyecto.
En Santa Cruz, fueron recibidos por la ministra de Producción, Comercio e Industria, Silvina Córdoba y en Tierra del Fuego por el jefe de Gabinete de la gobernación, Agustín Tita. Allí mantuvieron reuniones con distintos protagonistas de las provincias, correspondientes a sectores del transporte, navales, ambientales, aduaneros, gremiales, comerciales, turísticos y de seguridad.
La Evaluación Ambiental Estratégica es un proceso que se enfoca en los impactos adversos y residuales, como en las alternativas y opciones posibles de desarrollo, desde los niveles de decisión pública más altos, anteriores al ciclo de vida del proyecto. Por lo tanto, las reuniones tuvieron como objetivo recopilar la información necesaria para finalizar la etapa de las especificaciones técnicas y poder avanzar con el diseño del pliego licitatorio.
En las presentaciones se socializaron los avances de los estudios y se compartieron los resultados sobre la elección de las cabeceras portuarias y los detalles necesarios para la navegación. En los estudios realizados entre la consultora Serman, ganadora de la licitación pública, y el cuerpo de ingenieros de AGP se llegó a la conclusión que Punta Loyola, en Santa Cruz, y el sur de la Bahía San Sebastián, en Tierra del Fuego, son los lugares más propicios para ubicar los embarcaderos que se utilizarán para el cruce.
Además, los estudios presentados revelaron que el tipo de buque de diseño necesario para la travesía náutica es uno de tipo Monocasco, el cual presentó un alto índice de confort en las simulaciones realizadas en función a la corriente y a la marea. Por otra parte, otro de los resultados reveladores fueron los datos referidos al ahorro en el transporte que implica el cruce sin tener que pasar por un segundo país.
Los equipos técnicos a cargo del proyecto describieron las características ingenieriles de ambas cabeceras y sus particularidades. En el caso de la obra planificada para Punta Loyola, se estructuró un muelle fijo al que se llega por una rampa móvil compuesta por pontones flotantes, que sirven para adaptarse a las modificaciones de la marea. A su vez, cuenta con una obra de abrigo transparente, que permite atenuar el impacto de las olas, pero no influye en el curso de las mismas. La ría donde se construiría el embarcadero posee condiciones naturales de profundidad y es una zona muy navegada, ya que existe el Puerto Presidente Illia, que recibe buques tanque.
Por su parte, la obra proyectada para San Sebastián cuenta con un viaducto que permite ubicar el muelle la zona profunda de la Bahía, y una obra de abrigo que la protege del oleaje que se produce por los vientos del oeste y del norte. Al igual que su par en Santa Cruz, este proyecto también cuenta con una rampa móvil que sirve para adaptarse a las variaciones de la marea. La Bahía es una zona en la que actualmente existe una navegación constante, ya que allí se encuentra la monoboya de YPF y operan empresas petroleras.