Daniel Montamat, experto en energía con extensa actuación en la función pública y privada, en el Centro de Estudios Nacionales

Un análisis crítico de las políticas energéticas de Argentina. Por Daniel Montamat, experto en energía con extensa actuación en la función pública y privada, en el Centro de Estudios Nacionales.

Daniel Montamat evalúa por qué es importante para la Argentina lograr el autoabastecimiento de gas, que sería posible con una adecuada explotación de los yacimientos de Vaca Muerta, durante la conferencia “De la batalla del petróleo (1958) a la batalla del gas (2016)”, ofrecida en Centro de Estudios Nacionales, con motivo del recordatorio del anuncio de la “Batalla del Petróleo” que el ex Presidente de la Nación Arturo Frondizi realizó el 24 de julio de 1958.


Hoy, como también tiempo atrás, el déficit energético ha expuesto la inconsistencia estructural del modelo de sustitución de importaciones con orientación productiva. La energía es parte de un serio problema económico que nos sostiene en el estancamiento inflacionario y en la pérdida de empleos productivos. El desarrollo del potencial energético argentino es clave para reorientar el modelo productivo y transformarlo en un proyecto de desarrollo económico y social.

En los últimos cinco años, en promedio, nuestra industria manufacturera exportó 25.000 millones de dólares a Brasil e importó 55.000 millones. Es decir tenemos un déficit promedio anual de 30.000 millones. Nuestras exportaciones comerciales son de 600 dólares por habitante, mientras que las de México son de 2.400 y las de Corea, de 9.800 dólares.

En la última década, los precios de la soja disimularon este problema. Pero reapareció cuando la balanza energética volvió a ser deficitaria. La balanza energética de Argentina pasó de un superávit de casi 6.000 millones de dólares a un déficit de más de 6.0000 millones de dólares. Antes, la energía aportaba dólares a la balanza comercial; ahora, le demanda cada vez más.

Debemos plantear un modelo productivo en Argentina. La falla estructural que advirtió Frondizi sigue existiendo hoy. La solución no es recortar importaciones, sino reorientar la producción industrial al mercado externo con una estrategia de valor agregado, que vertebre industria, agro, minería y servicios en cadenas de valor, que tomen como plataforma una masa regional para, a partir de ella, llegar a los mercados internacionales.

Por otra parte, hoy, la energía le plantea a la economía el problema de las cuentas públicas. En el precio que la demanda paga por la generación de moléculas de gas no están incluidos los gastos de transporte y de distribución. La demanda paga alrededor de 4.500 millones de dólares, pero los proveedores de Bolivia reciben 10.300 millones. ¿De dónde se aportan los 6.000 restantes? Subsidios, que salen del presupuesto o de impuestos. En el peor de los casos, es sostenido por emisión monetaria.

La cuenta eléctrica es aun más preocupante. En 2014, en todo el país, la demanda eléctrica pagó 2.716 millones de dólares. ¿Pero cuánto costó generar esos electrones para que nosotros podamos tener la luz? 10.325 millones. ¿Y la diferencia de 8.000? Subsidios, que han estado beneficiando más a los ricos que a los pobres.

En Argentina, quien quiera resolver el problema fiscal va a tener que ocuparse de este tema. Quien pretenda ofrecer un nuevo plan de estabilidad para reducir la inflación, para que tengamos un nivel de inflación similar al de los países vecinos, va a tener que ocuparse de los subsidios. ¿Cómo reducimos los subsidios? Primero, transformándolos de subsidios a la demanda a la oferta y, después, con una tarifa social, mientras que el resto de la demanda tendrá que pagar los costos de energía.

El gas en el centro de la escena

Esta estrategia tiene que ver también con las decisiones de inversión para producir la revolución energética, uno de cuyos capítulos es la batalla de gas natural. El gas natural es el eje de la próxima gestión. ¿Por qué? Porque el gas natural representa el 52% de la oferta primaria de energía. Es decir, el país está funcionando mayormente a gas. Y la electricidad que recibimos depende de maquinas térmicas que, si hay disponibilidad, operan con él.

El gas natural es el principal rubro de importación. Por él, pagamos precios superiores a los que perciben los productores en el mercado doméstico. En cambio, en el rubro de petróleo y derivados, en el mercado doméstico estamos pagando precios superiores a los internacionales. Durante la última década, los consumidores subsidiamos las petroleras, fruto de que durante mucho tiempo la historia fue al revés. Ahora, para sostener las cuentas de YPF, para que continúen los desarrollos de los reservorios no convencionales de Vaca Muerta, los precios del petróleo y sus derivados son superiores a los del mercado internacional.

Asimismo, el recurso gasífero es relativamente abundante. Representa el 84% de los recursos no convencionales de Argentina y el 77% de los recursos de Vaca Muerta. Solo desarrollando el 10% de los recursos potenciales de Vaca Muerta, podemos alcanzar el autoabastecimiento gasífero. El gas nos ofrece todas estas posibilidades, para rápidamente encarar y transitar otro camino en materia de energía, para que esta vuelva a ser parte de un proyecto de desarrollo económico y social.

La batalla de gas natural no excluye el desafío petrolero y la necesaria diversificación de la matriz energética que está muy concentrada. También hay que hacer lugar para las energías alternativas. Pero lo que estoy planteando es un énfasis en un programa energético de largo plazo, que pueda convertirse en una política de Estado y que respete los distintos gobiernos.

Estas batallas, las del petróleo y del gas, las de la energía, requieren de liderazgos. Para librar estas batallas, los líderes tienen que estar dispuestos a poner en valor el futuro en el presente. No son para caudillos, sino para estadistas. Ojalá, la Argentina que viene se reencuentre con un estadista del peso y la talla del Dr. Arturo Frondizi.

Centro de Estudios NacionalesCentro de Estudios Nacionales

Fue creado en 1956 por iniciativa del entonces precandidato a presidente de la República, Arturo Frondizi. Buscaba por este medio generar una tribuna abierta y apartidaría donde puedieran debatirse, analizarse y resolverse, las diversas problemáticas nacionales que impedían el desarrollo y la prosperidad de la Nación.

Para más información: www.centroestudiosnacionales.org

 

Hablemos de Logística

Hablemos de LogísticaEscuche la entrevista realizada en el programa radial Hablemos de Logística, que se transmite por Trade Radio Periodismo de Carga (www.trade-radio.fm) de Buenos Aires, los martes a las 16.00, o bien en vivo o diferido vía web en www.hablemosdelogistica.com

Escuche la entrevista

 

Daniel Montamat

Es economista, contador público, abogado, doctor en Ciencias Económicas y en Derecho y Ciencias Sociales. Es consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial.
Anteriormente, Montamat se desempeñó como secretario de Energía de la Nación entre 1999 y 2000; director y presidente de YPF (1987-1989) y director de Gas del Estado (1985-1986).

Más información en http://www.montamat.com.ar/

 

La Batalla del Petróleo

Arturo Frondizi

En 1954 Arturo Frondizi publicó el libro Petróleo y Política, donde propuso el monopolio de YPF contrariando los contratos petroleros firmados por Perón y la Standard Oil de California. En 1958 logró ganar las elecciones y asumir la presidencia de la Nación. A poco de asumir, advirtió que el déficit energético en el que se encontraba el país era mucho más grave de lo que se conocía públicamente, y que se requerían volúmenes de petróleo que YPF era incapaz de suministrar y cuyas importaciones hubieran representado una fuerte carga para la balanza comercial. Por eso, en julio de ese año declaró “La Batalla del Petróleo”.

Contrariando las ideas expresadas en su libro Petróleo y Política, Frondizi firmó contratos con firmas petroleras extranjeras,  que las  autorizaban a introducir el material que considerasen necesario para la explotación petrolera sin pagar impuestos. La carga impositiva sería abonada por YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), y el reintegro de las inversiones y las ganancias de las empresas podrían ser girados al exterior con absoluta libertad. YPF, por su parte, se comprometía a comprar todo el petróleo que extrajeran estas empresas. Esta política triplicó la producción petrolera.

Expresó Frondizi: “Esta batalla es la más ardua y la más decisiva, pero es también la más llena de esperanzas, porque la libraremos en nombre y a favor de la soberanía nacional, con el apoyo del pueblo y con el instrumento que la República forjó y preservó a través de todas sus vicisitudes, es decir: con Yacimientos Petrolíferos Fiscales.(…) Libraremos la batalla del petróleo con toda la fuerza que tenemos y con la ayuda de Dios, ensancharemos la brecha por donde la Patria Argentina proseguirá, con nuevo empuje, la marcha hacia su glorioso destino.”

El giro entre sus posición respecto del petróleo antes y después de ser presidente han sido igualmente reprochados y elogiados a lo largo de la historia.

El turbulento período presidencial de Arturo Frondizi, presionado por fuerzas militares, sindicales, el peronismo, en el entorno de un mundo atravesado por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS, terminó el 29 de marzo de 1962, cuando fue destituido por las Fuerzas Armadas.

En 1963, producida su liberación, fundó su nuevo partido, el Movimiento de Integración y Desarrollo. Frondizi falleció el 18 de abril de 1995.

http://www.batalladelpetroleo.com.ar/

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