Ricardo Sánchez, jefe de Infraestructura y Logística en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), manifestó la falta de visión de país ante el fin de las concesiones portuarias y de la hidrovía en Argentina. El reconocido experto realizó esta presentación que se reproduce a continuación durante el Encuentro Argentino de Transporte Fluvial, realizado del 28 al 30 de abril de 2021 de forma online.
En Argentina tenemos muchos desafíos pendientes, pero particularmente debemos enfrentar el hecho de que dos grandes obras estratégicas para el funcionamiento del país, como lo son el Puerto de Buenos Aires y la hidrovía Paraguay – Paraná, están al borde de la finalización de sus contratos. Y llegamos a esta situación porque lamentablemente se perdió mucho tiempo en los últimos años.
En América Latina, escuchamos el reclamo permanente y la queja dura contra los políticos que no toman acciones. Pero no creo que lo hagan por ser malos políticos, sino porque son políticos de un país que no siente y que no hace propia la cuestión del mar y de los ríos. Posiblemente, no se le ha dado a estos temas la importancia que merecen.
La naturaleza fue muy generosa con nuestro país. En el pasado el asunto fue muy valorado y llevado adelante, pero en los últimos años no ha sido un tema de agenda política. Solo quienes pertenecemos a este ámbito discutimos sobre el tema.
El desarrollo histórico muestra que Argentina es un país marítimo. Sin embargo, tiene otros problemas sistémicos y recurrentes, como la inflación, las fallas en la convivencia política en el país, la baja inversión y la acumulación desproporcionada de deuda externa, que limitan las posibilidades presentes de desarrollo y de recuperación.
Una falta de visión
Me preocupa la falta de visión del país respecto de sus recursos acuáticos. Tenemos el octavo mar más grande del mundo, 5.000 km de litoral marítimo, y ríos maravillosos. Tenemos vías navegables que permiten que un barco de ultramar navegue 500 km al interior del sistema fluvial, y acceda a una extensa red de puertos interiores.
Somos el cuarto país en cantidad de instalaciones portuarias en América Latina y el Caribe. Además, a través de estos servicios de logística se movilizan casi el 90% de las cargas de comercio exterior, del cual dependemos para obtener las divisas necesarias para atender las obligaciones del país.
Esa dotación natural que tenemos, y esos servicios que funcionan con un gran esfuerzo de tantos trabajadores y empresarios, son la base para el desarrollo.
Y justamente en esa falta de visión es que se explica la falta de conciencia marítima que nos ha traído a estos momentos, en donde las concesiones están exhaustas. En el Puerto de Buenos Aires hubo que extenderlas urgencia. Y hoy nuevamente nos encontramos en una situación similar: se extendió el contrato para la prestación de servicios en la hidrovía y todavía no hay definiciones.
Largo vs. Corto plazo
Argentina está en el pivote de volver a definirse estratégicamente, hacia adentro y hacia afuera. Enfrentamos una doble condición crítica: tenemos la necesidad de establecer un pensamiento estratégico hacia el futuro, pero al mismo tiempo, la necesidad de resolver de inmediato problemas tan extraordinarios como son las concesiones.
La hidrovía no es solo un canal navegable, para cuyo dragado y balizamiento contratamos a una empresa. La hidrovía es toda el área que se sirve de ella, y esto es casi la mitad de la Argentina. Y de este mismo modo, debemos entender también el funcionamiento del Puerto de Buenos Aires. Es que el 70% de lo que exporta proviene de localidades alejadas al Área Metropolitana de Buenos Aires.
Tenemos la necesidad de mejorar la conectividad con la Patagonia. Tenemos que potenciar los puertos marítimos, desde Ushuaia a Bahía Blanca, pero necesitamos que haya un impulso verdadero.
La necesidad de tomar al mismo tiempo decisiones de largo y de corto plazo nos obliga a pensar en una transición ordenada. Detrás de ese mapa que estoy trazando hay cinco años de trabajo, dedicados a entender cómo funciona la Argentina, dónde se importa, se exporta, se produce y se consume.
Capacidad de resiliencia
La pandemia dio un golpe tremendo a la economía, y Argentina fue uno de los países en los que el efecto fue mayor. Se conjugaron la recesión, y la alta proporción de deuda internacional en un mundo que tenderá a recuperarse este año, aunque en América Latina este proceso será más lento. Recién en 2023 se espera recuperar los niveles del 2019. Esto nos marca un escenario dificultoso.
El país debe tomar las riendas de su propio futuro. A pesar de las diferencias, es posible lograr consensos: claro ejemplo de ello son los países que han atravesado una guerra civil.
De modo más cercano, podemos también mirar a Uruguay con orgullo: está ampliando su canal de acceso, aun con una población más pequeña.
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