En consorcio, Alemania y Suiza se pusieron a la orden del proyecto del tren bioceánico que implica, orgánicamente a Brasil, Bolivia y Perú y colateralmente a Paraguay, Uruguay y Argentina, es decir dos tercios de Sudamérica.
El tren bioceánico, que la prensa alemana jalea ya como el Canal de Panamá ferrovario, prevé un recorrido, de punta a canto, de 3.750 kilómetros y el transporte de unas 10 millones de toneladas de mercancías al año, además de unos 6 millones de pasajeros en el mismo lapso.
Esto en un promedio de 3 días, el 10% del tiempo que una embarcación surca las aguas desde el Atlántico hacia el sur del continente y luego remonta el Pacífico, desde el Estrecho de Magallanes, hasta alcanzar los mercados voraces de Asia.
La inversión de su construcción se alzaría por encima de los 10.000 de dólares.
Lo menos entusiasmado, el secretario de Estado del Ministerio de Transporte e Infraestructura de Alemania, Rainer Bomba, urgió a los países que participan en el proyecto poner manos a la obra sin demoras ni regateos. “He visto que podemos empezar a obrar el 2019 y podemos terminarlo el 2025 si todos los países cooperan bien”, dijo tras una reunión con el presidente boliviano Evo Morales en la ciudad suiza de Berna.
Bomba y Morales participaron en una reunión con un consorcio suizo alemán en el que se fijaron plazos y metas específicas para ejecutar la construcción del ferrocarril que unirá los océanos Atlántico y Pacífico.
Suiza y Bolivia, por vía de sus presidentes, Doris Leuthard y Evo Morales venían de suscribir, en la misma Berna, un memorándum de entendimiento para ejecutar el Corredor Ferroviario Bioceánico Central.
El ministro de Obras Públicas de Bolivia, Milton Claros, y director de la Oficina Federal de Transportes de Suiza, Peter Füglistaler, firmaron el documento en presencia de Leuthard y Morales.
“Estamos con el tren bioceánico para abaratar costos de exportación y acortar tiempos. Saludo este entendimiento entre (autoridades y empresas de) Suiza y Alemania y los consorcios para este gran proyecto entre continentes”, dijo Morales, tras la firma de ese memorándum y una reunión bilateral.
El proyecto, potenciado por Leuthard, Morales y Bomba, ingresará en su fase definitiva en 2018, cuando terminará de precisarse la inversión, la tecnología a emplearse, el diseño, el recorrido, principalmente en el andino y subandino montañosos de Bolivia, escarpes muy parecidos a los de Suiza, podría merecer, incluso, las abluciones de la canciller alemana, Ángela Merkel, en sendas reuniones ya pautadas, la primera en Alemania y la segunda en Brasil.
Morales, que el martes selló en la ciudad universitaria austriaca de Graz la formación de los técnicos bolivianos que operarán en territorio de Bolivia el tren, definió con un consorcio suizo alemán los plazos y las metas específicas para ejecutar la construcción del ferrocarril.
“Hemos definido por dónde va a ser el trayecto del tren bioceánico, hemos definido que en enero inicia la Secretaría Técnica, es una secretaria operativa con miras a tener un proyecto a diseño final”, explicó.
Fuente: Agencia Boliviana de Información.