Durante 2015, la “enfermedad oculta” de los siniestros viales generó, además de muertes, miles de heridos leves y cuantiosos daños materiales, 37.230 heridos graves (grado 3 onser – fractura como mínimo), afirma Eduardo Bertotti, director del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV).
De los heridos graves, por lo menos un tercio, cerca de 12.400 personas, unas 34 por día en promedio, quedará con discapacidades físicas permanentes, afectando no sólo su vida personal sino también su entorno familiar y social.
“Hemos mejorado la atención prehospitalaria y la tecnología de la medicina asistencial derivada de los siniestros viales, pero casi nada hemos avanzado en evitar su producción”, recrimina Bertotti.
“El progreso en la medicina prehospitalaria y en la recepción del traumatizado generó un mayor número de secuelados y de discapacitados permanentes”, señalan desde las Unidades de Urgencia de los hospitales. Dicho de otro modo, cuando actúan tras un choque o un vuelco, los médicos salvan cada vez más vidas, pero muchas veces no pueden evitar las consecuencias irreversibles.
Fuente: Instituto de Seguridad y Educación Vial.