En el marco de la celebración por los 10 años de VALOR RSE+Competitividad, iniciativa de AMIA/BID/Fomin, se realizó el 22 de mayo la primera jornada de RSE del año, bajo el lema “La 4° Revolución Industrial y su impacto en las cadenas de valor”.

El encuentro, que tuvo lugar en la AMIA, contó con palabras de bienvenida del secretario del Departamento de Empleo de la entidad, Gabriel Gorenstein, quien destacó el compromiso de la entidad con el empleo, la sostenibilidad y la inclusión social, a fin de crear un mejor futuro para las próximas generaciones.
A continuación, Fernando Premoli, secretario de Empleo del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, explicó las metas y la labor desarrollan desde la secretaría, con el foco puesto en el capital humano como máximo valor para el crecimiento sustentable del país.

En la primera parte de la jornada, expusieron Ana Inés Basco, especialista en Integración del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y Paula Garnero, asesora del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia de Buenos Aires y consultora del BID/INTAL, quienes disertaron sobre cuáles son los desafíos y las oportunidades de Argentina frente al nuevo contexto que abre la digitalización y la revolución tecnológica: ¿Nos dirigimos hacia fábricas inteligentes y robotizadas? ¿Qué pasará con el Empleo? ¿Cuál es el impacto de la Industria 4.0 en las cadenas de valor?

Garnero señaló que el cliente se encuentra en el centro y que hay que generar con él un vínculo continuo. Una de las estrategias de negocios de esta era es la customización, donde el cliente participa del diseño de los productos en una plataforma digital. “Este es uno de los principales cambios en el proceso productivo. Las nuevas estrategias tienden a evitar las intermediaciones que separan al fabricante del cliente. La tendencia es acortar las cadenas a través del ecomerce y generar redes flexibles de pequeñas empresas para producir cerca del cliente.”
Y agregó: “La digitalización y la tecnología mejoran la coordinación, pero también cambian la estrategia con la cadena. Se da un fenómeno de revalorización del espacio de origen, del espacio local, ya que con la robotización de las fábricas no está más la ventaja competitiva de la mano de obra barata en otros países. Hay un desafío en pensar cómo se inserta la Argentina en este contexto. En trabajar en el desarrollo de las habilidades del trabajador y del empresariado para llevar adelante estos cambios”.

A continuación, Basco explicó que en este contexto digital aparecen nuevos formatos en expansión como la Economía Colaborativa y la Economía GIG (por ejemplo, UBER o Airb&b). Así mismo, observó que las habilidades que serán más demandadas son aquellas vinculadas a la ciencia, la tecnología y las matemáticas (STEM), junto con habilidades blandas como la empatía, la colaboración y la creatividad. “La 4ta. Revolución industrial impactará en el salario de las personas que cuenten con las habilidades demandadas y, por tanto, en la que no las desarrollen.” Otros retos que mencionó fueron: la economía de múltiples velocidades, la concentración de los gigantes, los Millenials y la brecha de género.

“Necesitamos una política pública que permita el desarrollo y el acceso equitativo a tecnologías como la Inteligencia Artificial, fomentando la educación de estas habilidades en el conjunto social. Necesitamos una Agenda atenta a los riesgos y centrada en los beneficios de las nuevas tecnologías para cerrar brechas y mejorar la calidad de vida de todos”, señaló.

La segunda parte de la jornada estuvo formado por un panel moderado por Pablo Leidi, director de comunicaRSE, quien consultó a los especialistas sobre las barreras y oportunidades de la 4° Revolución en Argentina.

María Pedrosa, responsable de Relaciones Institucionales en Prodismo, afirmó que “las empresas deben comprender que si el triple impacto no se da en el ámbito de la ética no funcionará”. Además, apuntó a aprovechar las oportunidades: “Los robots tienen que empezar a trabajar donde los humanos no pueden llegar, donde es inseguro para las personas. Con la robotización no se perderá empleo porque se genera empleo alrededor de un puesto tecnológico. Si bien en Argentina faltan algunos años para esto, la robotización mejorará la productividad”.

Ramiro Albrieu,economista e investigador de CIPPEC, señaló que es preciso “Generar y capacitar al capit al humano en línea con las nuevas tecnologías, sino no sirve”. El desafío está en construir perfiles tecnológicos.
Por su parte, Fernando Peirano, Profesor de grado y Posgrado en UNQ y UBA, explicó que “El contexto en que esta transformación tecnológica sucede debe ser de mayor igualdad y re- distribución. El desafío es cómo sanear esas cuestiones sociales con las tecnologías 4.0. Tenemos que armar nuestra propia Agenda 4.0, desde la industria argentina y sus problemáticas para ver luego cómo insertar allí las nuevas tecnologías. ¿Tenemos un Estado 4.0? ¿Tenemos políticas públicas en este sentido? La cuestión es más de los datos que de los robots”.

Sofía Scasserra, docente e investigadora en el IMT de la UNTREF, observó: “Tecnología hubo siempre, el tema es cómo regularla para una mayor equidad social, distribución de la riqueza y bienestar para todos. El reto es cómo llevar la tecnología al lugar que queremos; esto surgirá del diálogo social y del diseño de nuevas normativas”. “No hay riesgo de que los robots vengan por nuestro empleo en la Argentina, pero la tecnología llegó y tenemos tiempo para planificar todo esto. Imagino un país en el que no sólo usemos tecnología sino que también la generemos. Tenemos la capacidad”, afirmó. Así mismo, hizo hincapié en la protección de los Datos de los trabajadores y el derecho a la desconexión. “La tecnología es agnóstica pero los datos de cuales se alimentan no lo son. Hay que regular la compra y venta de datos para que no se actúe en contra de los empelados y su libertad”.

Los especialistas coincidieron en remarcar la responsabilidad del Estado y los distintos sectores frente a la cuestión tecnológica, cada uno desde su rol, para promoverla y ordenarla; y en lograr una educación amplia que incorpore las nuevas capacidades que la industria 4.0 demanda.

“Educación, ciencia, empleo, cadena de valor, mayor trama institucional, políticas industriales y de producción. Todo esto significa pensar el desarrollo. Debatir, delinear preguntas y soluciones. Este fue el objetivo de nuestra primera Jornada del año, ojalá que sirva para pensar el país y su desarrollo a mediano y largo plazo”, comentó Fernando Passarelli, coordinador de VALOR, hacia el cierre del encuentro.

Esta fue la primera de un ciclo de tres jornadas que se desarrollaran a lo largo del 2019 por el 10° Aniversario de VALOR, RSE+Competitividad, una iniciativa ejecutada por la AMIA con el objetivo de acompañar a la empresas en la gestión sostenible de su cadena de valor, mediante consultoría y capacitación. Más información en la web.

Fuente: VALOR.